San Isidro Labrador: fe sencilla, recia y profunda - Alfa y Omega

San Isidro Labrador: fe sencilla, recia y profunda

El arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, celebra una misa solemne en honor del patrón de la capital acompañado por el nuevo párroco de la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo

José Calderero de Aldecoa
Un momento de la celebración, el pasado 15 de mayo, en la Colegiata de San Isidro.

Hoy, día de San Isidro, fiesta de precepto en la ciudad de Madrid, se celebrará una Misa solemne a las 11 de la mañana, que será presidida por el cardenal Rouco, en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo, en honor del patrono de la capital San Isidro y su esposa, santa María de la Cabeza. Al finalizar, el arzobispo de Madrid impartirá la bendición papal con las correspondientes indulgencias. Ya por la tarde, a las 19:00, saldrán en procesión las imágenes de los santos madrileños.

El cardenal estará acompañado por el nuevo párroco de la Colegiata, el sacerdote don Ángel Luis Millares Sandín, quien tomó posesión durante una misa solemne celebrada el domingo 13 de mayo. Al finalizar esa misa, en la que se le entregaron las llaves del sagrario, de la puerta del templo, las campanas para convocar a los fieles, la sede penitencial y el asiento del párroco, don Ángel pidió a todos que rezaran por él «para que sea muy santo», y expresó su nerviosismo y alegría como nuevo párroco de «una iglesia donde reposan las reliquias de san Isidro y santa María de la Cabeza, y por la que han pasado numerosos santos como el padre Rubio, san Josemaría Escrivá o don Álvaro del Portillo». Millares, sacerdote agregado diocesano del Opus Dei, ha ejercido hasta ahora su ministerio en la parroquia de la Moraleja, de donde vinieron algunos fieles para acompañar al presbítero en su nueva etapa. Sustituye a don Eduardo Herreros Díaz.

Visita de las reliquias del santo

Durante todo el día de hoy se podrá visitar el camarín donde se venera el cuerpo incorrupto de san Isidro y las reliquias de su esposa. «Fue un hombre de fe recia y sencilla, saboreada en la oración diaria y cuidada y alimentada en la devoción ferviente al Santísimo Sacramento de la Eucaristía», recordó el cardenal Rouco, en la homilía pronunciada hace un año en la Colegiata. En aquella ocasión, señalo que san Isidro Labrador «es un buen modelo y ejemplo de vida» para nuestro tiempo, para los «madrileños de la segunda década del siglo XXI» y «para los jóvenes del Tercer Milenio, tan complejo y complicado en todo los órdenes de la vida».

San Isidro fue un labrador y carpintero de vida sencilla, marcada por una profunda fe y devoción a la Virgen, y espíritu caritativo. Con sus oraciones, consiguió salvar milagrosamente a su hijo único, Juan, que cayó en un pozo; e hizo brotar agua de una roca para aliviar la sed de su señor, el noble Juan de Vargas.