Sandra Ruiz: «Me vi en la calle y muy angustiada por mi hijo de 2 años. Cáritas me ayudó» - Alfa y Omega

Sandra Ruiz: «Me vi en la calle y muy angustiada por mi hijo de 2 años. Cáritas me ayudó»

Sandra Ruiz se quedó en la calle con su hijo. Encontró la paz en una casa de Cáritas Diocesana de Málaga para mujeres en su situación. «Le dije a mi hijo que nos íbamos a casa de una amiga». Cinco meses después de entrar, salió con un empleo. Ahora estudia Trabajo Social en la universidad. «Ya no tengo límites», reconoce

Inmaculada Martos Villasclaras
Sandra Ruiz. Foto: Cáritas diocesana de Málaga

El abandono de la pareja, la falta de recursos económicos o los desalojos, entre otras cuestiones, han dejado en los últimos años a muchas mujeres solas con hijos a su cargo en una difícil situación. Ante esta realidad, Cáritas Diocesana de Málaga decidió hace cinco años crear para ellas una casa de acogida donde proporcionarles alojamiento temporal o de emergencia: Puerta Única. El trabajo de los voluntarios que las atienden y de la trabajadora social que las acompaña, Belén García, consiste fundamentalmente en animar a las acogidas a mejorar su formación y a buscar un empleo, además de acompañarlas y ayudarlas con la crianza de sus hijos. Desde que se creó este recurso, ha sido el hogar de 22 niños y sus mamás (18). Sandra Ruiz Morales vivió en la casa de acogida durante cinco meses. Tiene 39 años y es madre de un niño de 5. Como buena parte de estas mujeres, ha llevado una vida muy complicada. Desde niña ha tenido que hacer uso de distintos servicios sociales, pero siempre ha sabido quedarse con lo positivo. Ha resurgido una y otra vez de situaciones difíciles. Actualmente trabaja en hostelería y estudia Trabajo Social.

¿Cómo conoces la casa de acogida?
De la noche a la mañana me vi en la calle, porque no tenía cómo pagar un alquiler. Estaba muy angustiada porque tengo un hijo pequeño, que entonces tenía 2 años. En aquel momento, una conocida me habló de Puerta Única, así que me fui para allá. Ellos nos proporcionaron un hostal durante una semana y desde allí vinieron a buscarnos en una furgoneta en la que nos llevaron hasta la casa. A mi hijo le dije que nos había tocado una semana de vacaciones en un hotel, y después que tenía una amiga con una casa en la que había muchos niños e íbamos a pasar la tarde. Cuando llegó la noche le pregunté si quería quedarse. La respuesta fue afirmativa. En realidad, estaba encantado y se adaptó muy bien a la situación.

Foto: Cáritas diocesana de Málaga

¿Cómo recuerdas ese momento en el que llegas a la casa?
Por un lado, me resultó complicado adaptarme a la disciplina y a la convivencia con otras mujeres porque en ese momento tenía mucha ansiedad y las demás compañeras estaban en una situación muy parecida. Pero, por otro lado, me sentí muy acompañada, tanto por Belén como por las demás voluntarias, y con una gran tranquilidad porque me aliviaron del peso tan grande que tenía al pensar qué iba a ser de mí y de mi hijo.

¿Cuánto duró vuestra estancia?
Pues la verdad es que estuve poco tiempo. Llegamos en febrero de 2014 y en tan solo cinco meses encontré un empleo con el que poder pagar un alquiler. Belén me dio el empujoncito que necesitaba para dar este paso. Yo no estaba muy de acuerdo porque tenía miedo, pero ella me cogió de la mano y me dijo: «No tengas miedo. Mientras tú así lo quieras, yo nunca te soltaré de la mano». Aquellas palabras me llenaron de fuerza y las recuerdo con gran emoción.

¿En qué momento te decidiste a estudiar una carrera?
En la casa siempre me animaban a estudiar y me decían que yo era capaz, pero yo no tenía la cabeza para eso. De tanto decírmelo, al final, me lo terminé creyendo. Estaba interesada en hacer un módulo pero no fue posible. Después de darle muchas vueltas, el día que terminaba el plazo para matricularse en Trabajo Social, me decidí. Me fui a la Universidad y así empezó todo. Enseguida llamé a Belén para contarle lo que había hecho. No me lo podía creer.

Trabajas, estudias y, además, cumples con tu obligaciones de madre ¿Cómo te organizas?
La verdad es que no puedo dedicarle mucho tiempo al estudio. Cuando lo he hecho he llegado a sacar una matrícula de honor. Lo que sí procuro es estar muy atenta en clase. Me encanta sentarme la primera y participar. Estoy disfrutando mucho de esta etapa.

Estás ya en segundo y, además, estás sacando muy buenas notas. ¿Cómo imaginas tu futuro?
Ahora ya no tengo límites. Me encantaría desarrollar mi profesión y realizar proyectos que sean muy positivos para la vida de las personas. Yo ya no quiero penas.