Un héroe provida cubano ante la Cámara de Representantes de EE. UU. - Alfa y Omega

Un héroe provida cubano ante la Cámara de Representantes de EE. UU.

El disidente cubano doctor Oscar Elías Biscet pasó casi 12 años en la cárcel por oponerse al aborto. En prisión, fue torturado y por tres veces intentaron asesinarle. También su mujer y su hijo han sufrido las represalias. El doctor Biscet narró su testimonio, el 16 de febrero, ante el Subcomité de África, Salud General y Derechos Humanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos

María Martínez López

Todo empezó «cuando hablé en una conferencia sobre el derecho a la vida a mis colegas», explicó el doctor Biscet, hablando desde La Habana. En ese momento, «una turba de miembros del Partido Comunista la interrumpió y me expulsaron violentamente del aula».

Era 1998, y desde esa fecha no se le ha vuelto a permitir ejercer la profesión médica. Las represalias también afectaron a su familia: la decisión de no abandonarle «le costó a mi esposa la expulsión del trabajo, y a mi hijo la imposibilidad de comenzar sus estudios en la universidad». Ya en la cárcel, «tres reos en diferentes ocasiones trataron de asesinarme», dos de ellos con la aquiescencia de los funcionarios, además de sufrir y presenciar distintos tipos de torturas.

En las cárceles cubanas -aseguró- se tiene a algunos presos esposados de manos y pies, tumbados o de pie, hasta durante 24 horas. Los presos son torturados con pistolas eléctricas y se les somete a humillaciones como desnudarles en público.

También se niega atención médica a los presos que la necesitan. Un caso que marcó especialmente al doctor Biscet es el de «un joven con enfermedades crónicas que tenía turno con el médico; no lo llevaron y éste reclamó. Esta petición fue negada y le propinaron una intensa golpiza que lo mató».

Su única arma, la protesta pasiva

El doctor Biscet ha estado encarcelado dos veces. En 1999, se le condenó a tres años de prisión por negarse a hacer abortos en la clínica Hijas de Galicia. Fue arrestado por segunda vez, junto con 75 disidentes al régimen comunista cubano, en 2003, durante la Primavera Negra. Salió de la cárcel en marzo de 2011, gracias a la mediación de la Iglesia.

A principios de 2010, su esposa, doña Elsa Morejón, estuvo en España, y fue entrevistada en Alfa y Omega. Su marido se encontraba entonces en la cárcel Combinado del Este (La Habana), y sólo les permitían dos horas de visita cada dos meses.

«Mantiene una espiritualidad inmensa –contaba entonces-; no se considera preso, su conciencia no lo condena, porque estas causas humanitarias por las que está en prisión no deben ser delito. Da los buenos días a los guardias, pero no les da la mano, ni se pone de pie cuando llegan los militares. También se niega a ponerse el uniforme de preso. Son las únicas armas con las que cuenta para protestar en contra de su encarcelamiento, la protesta pasiva. La desobediencia civil no violenta es un arma para hombres valientes, ya que tienes que estar en comunión con Dios y amar intensamente las causas por las que luchas».

Extracto de la intervención del doctor Biscet ante la Cámara de Representantes

Soy el doctor Oscar Elías Biscet, Especialista en Medicina Interna de Primer grado. Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos. Medalla Presidencial de la Libertad en 2007. (…) La Cuba en la que vivo es una sociedad del miedo. Está dirigida por un régimen totalitario de tipo comunista estalinista desde el año 1959. Este régimen tiene como características esenciales el ser anti-americano, antisemita y anti negro. Su permanencia en el poder se debe a la utilización del terror de estado y el extremado control policiaco de los ciudadanos.

La dictadura de los Castro comete violaciones flagrantes y sistémicas de los derechos humanos del pueblo cubano. Las faltas de libertades básicas en la sociedad me motivaron a convertirme en un activista de los derechos humanos, y conquistarlos para el pueblo cubano a través de la resistencia no violenta. Estos objetivos humanitarios me llevaron a pasar graves vicisitudes impuestas por la policía política del gobierno castrista.

Todos fuimos desalojados

Los sucesos más terribles fueron: Cuando hablé en una conferencia sobre el derecho a la vida a mis colegas, una turba de miembros del Partido Comunistas la interrumpió y me expulsaron violentamente del aula hospitalaria del Materno Infantil de Diez de Octubre, en 1998. A partir de esta fecha nunca jamás he podido ejercer la noble profesión médica por prerrogativa del gobierno comunista de Cuba.

También, en esos días, mi esposa y mi hijo fueron amenazados y chantajeados para que me abandonaran. Su firme decisión de estar a mi lado les costó a mi esposa la expulsión del trabajo y a mi hijo la imposibilidad de comenzar sus estudios en la universidad. Todos fuimos desalojados de la casa-consultorio del médico en que trabajaba mi esposa, con una actitud ejemplar, como licenciada en enfermería.

Durante ese periodo he estado detenido más de dos decena de veces. Había sido puesto en calabozos tapiados junto a asesinos con trastorno de la personalidad y acabado de cometer los hechos sangrientos. La policía política me ha golpeado, me ha desfigurado el rostro y me provocó fractura dentaria. En otra ocasión me fracturaron el pie derecho.

Estos agentes, en cumplimiento de las órdenes de la dictadura, buscaron coaccionarme y amedrentarme a través de las torturas y tratos crueles e inhumanos con el objetivo de que desistiera de mi activismo humanitario. Al no lograr sus objetivos me encarcelaron por cerca de doce años.

Sin embargo, si estos actos fueran realizados solamente sobre mi persona carecerían de importancia histórica. El gran problema es que estas aberraciones y violaciones a la dignidad humana se comenten sobre la población en general y la recluida en las cárceles del país.

Torturas en la cárcel

El sistema penitenciario socialista cubano no cumple con los requisitos mínimos para la atención al recluso dispuesto por las Naciones Unidas. En este también me torturaron pero sobre todo a mis familiares. Pero lo más embarazoso es que tres reos en diferentes ocasiones trataron de asesinarme; dos de los cuales fueron contratados por los funcionarios militares del orden interior.

Algunas de las torturas y tratos crueles o inhumanos que observé o sufrí en las cárceles socialistas son:

–Personas en decúbito prono esposadas con las manos a la espalda junto a los pies. En esta posición por más de doce horas, y a veces hasta más de veinticuatro.

–Esposado, las manos con los brazos extendidos sobre la cabeza y la punta de los pies apoyadas ligeramente del suelo. La duración en tiempo, igual al caso anterior.

–El uso de las pistolas eléctricas como tortura psicológica y física.

–Para las requisas desnudaban al recluso en colectivo, sin el más mínimo respeto al pudor humano.

La negación y uso de la atención médica como represalia al recluso. De estos existen muchos casos; sólo expondré dos que me impresionaron como ser humano y conocedor de las ciencias médicas: Estaba en los calabozos de castigo de la prisión Cuba Sí, de la Provincia de Holguín, en el 2002. Un interno en protesta contra las autoridades del penal se introduce un objeto cortante en el abdomen. Estuvo dos días en esa condición hasta que conocí el caso e hice una fuerte protesta y lo llevaron al hospital; fue operado de peritonitis aguda.

Un recluso joven pero con enfermedades crónicas no transmisibles -asma y valvulopatias cardiacas- estaba compensado pero tenía turno con el médico; no lo llevaron y éste reclamó. Esta petición fue negada y le propinaron una intensa golpiza que lo mató. Este hecho ocurrió en el segundo piso del primer edificio del Combinado del Este, en el 2010.

La estancia de los reclusos son en celdas en condiciones inhumanas: sin luz natural, en ocasiones ni artificial; sin agua potable; sin ventilación; en hacinamiento; convivencia con animales que transmiten enfermedades, y otras.

Las decenas de presos políticos sufren estas mismas miserias humanas, incluso peores, por la convivencia juntos delincuentes comunes y la utilización de estos para frenar su posición contestataria por parte de las autoridades del penal.

Apoyo a eventos mundiales bochornosos

(…) La dictadura de los hermanos Castro ha estado presente en todos los eventos mundiales bochornosos y condenables, solo haré algunas referencias:

Apoyo incondicional a la invasión del imperialismo soviético a Checoslovaquia, en 1968; y a Afganistán, en 1979. También en este siglo XXI, al final de su primera década, la invasión expansionista de Rusia a Georgia.

Defensa ilimitada de los regímenes despóticos de S. Milosevic; S. Husein; y M. Gadafi. Entrenamiento militar y logístico a las narco guerrillas de Colombia y la presencia de bases de operaciones de los extremistas musulmanes de Hezbollah y Hamas en Cuba.

De continuar esta política de indiferencia y frialdad ante la jerarquía comunista cubana, me temo que en poco tiempo tendremos una nueva crisis de los cohetes, al estilo de octubre de 1962. Pero ahora sus actuantes serían Cuba-Venezuela, Irán y EUA.