Darse contra un muro - Alfa y Omega

Darse contra un muro

Isidro Catela
Carlos Sobera, presentador de 'The Wall'
Carlos Sobera, presentador de The Wall. Foto: David Merle.

Lo que toca Carlos Sobera Midas se convierte en oro televisivo. Las tablas del teatro se le notan y, desde su inolvidable arqueo de cejas en Quién quiere ser millonario, lo hemos ido teniendo pluriempleado en las parrillas nacionales. Ahora compatibiliza un innombrable programa diario de citas a ciegas en Cuatro, donde hace de educado maître de ceremonias, en torno a una mesa y un mantel, y la nueva apuesta de Telecinco para las noches veraniegas de los viernes: The Wall.

El Muro es un concurso, que combina hábilmente azar, preguntas y respuestas. Se trata de uno de los formatos de entretenimiento más exitosos del panorama internacional. De origen norteamericano, el programa ha triunfado en la BBC británica y en la TF1 francesa. Aquí, desde hace poco más de un mes lo sostiene Sobera, en ocasiones sobreactuado, pero equilibrado y sereno si lo comparamos con los concursantes, que parecen sacados de un culebrón de sobremesa. Es complicado atinar en el casting con parejas que resulten más artificiales en escena.

Tanto, que en redes sociales, en ese fenómeno tan nuevo que es el hate-watching (ver para poner a caldo), hay quienes critican con dureza las exageradas dosis de impostura, que parecen haber sido buscadas a propósito. Es una pena, porque esas historias tan hinchadas, de dos concursantes que buscan un buen pellizco de miles de euros para que su vida cambie radicalmente, tira por la borda un planteamiento de concurso-espectáculo entretenido, en el que las caprichosas bolas que caen por el gran muro suman o restan a su antojo, según hayan sido las respuestas dadas por los participantes.

Lo pueden ver los viernes, en Telecinco a las 22:30 horas, si sobreviven a los mencionados concursantes y al montaje del programa, que se empeña en recordarnos que el producto está enlatado, en ofrecernos repeticiones absurdas y en pegarle tajos a las conversaciones para ir a publicidad y dejarnos con la palabra en la boca y la bola en el alero.