La necesidad de que el mundo se alíe contra la trata - Alfa y Omega

La necesidad de que el mundo se alíe contra la trata

El Proyecto Esperanza, de las religiosas adoratrices, recuerda este domingo —Día Mundial contra la Trata—, la necesidad de que España asuma una ley específica de prevención, asistencia y protección a las víctimas. La trata, afirman desde la entidad, «menoscaba los derechos humanos y requiere una respuesta internacional, colectiva y global más consensuada»

Redacción

Proyecto Esperanza, de las religiosas adoratrices, lleva trabajando 18 años para ofrecer un apoyo integral a más de 1.000 mujeres víctimas de trata. Antonio Rivas, coordinador del proyecto, señala en el marco de este domingo, Día Mundial contra la Trata, que desde la institución «condenamos enérgicamente la trata de personas en todas sus formas, ya que constituye un delito y una grave amenaza para la dignidad y la integridad física de las personas, los derechos humanos y el desarrollo».

Según la entidad, uno de los caminos a seguir consiste en promulgar una ley específica de prevención, asistencia y protección a las víctimas de la trata para España, lo que podría suponer, entre otras cosas, que la persona sea el centro de la legislación y se consolide «el enfoque de asistencia y protección integral que debe imperar ante esta grave violación de derechos humanos». También significaría «la coordinación y coherencia» de normativa de todas las administraciones, «evitando la dispersión y estableciendo estándares mínimos en todas las comunidades autónomas».

«Nos preocupa que –señala Rivas– a pesar de las medidas que se han adoptado en el plano internacional, europeo, nacional, regional y local, la trata de personas sigue siendo uno de los problemas graves que afronta la comunidad internacional. Por eso, la organización insiste que la trata, considerada la esclavitud del siglo XXI, menoscaba los derechos humanos y requiere una respuesta internacional, colectiva y global más consensuada».

158 países criminalizan la trata

Muchos países han criminalizado la mayoría de las formas de trata, tal y como se establece en el Protocolo de la ONU sobre la trata de personas. De hecho, según el Proyecto Esperanza, ha habido un aumento exponencial del número de países que han criminalizado este delito pasando de 33 en 2003 a 158 en 2016. «Este incremento debe contribuir además de a la persecución del delito, a la protección de víctimas», piden desde la organización.

La explotación sexual y el trabajo forzoso son las formas de trata más predominantes, pero según señala el informe de la ONU de 2016, la trata puede tener muchas otras formas como la explotación en la mendicidad, comisión de actos delictivos, matrimonios serviles y tráfico de órganos, entre otros.

Aunque las mujeres todavía constituyen la mayoría de las víctimas, ha habido una disminución general de la proporción de víctimas femeninas en la última década, del 84 % en 2004 al 71 % en 2014. La tendencia de las detecciones de los hombres, por el contrario, ha ido aumentando: Una de cada cinco víctimas detectadas entre 2012 y 2014 eran hombres.

El trabajo de España

El Ministerio del Interior, en su balance de 2016, afirma que se realizaron alrededor de 2.500 inspecciones administrativas y se detectaron 12.419 personas en riesgo de ser víctimas de trata con fines de explotación sexual. Finalmente se identificaron formalmente 591 víctimas (443 por explotación sexual), a las que hay que añadir nueve menores de edad.

En relación a la trata con fines de explotación laboral, se llevaron a cabo 4.582 inspecciones administrativas y se detectaron 11.427 personas en riesgo de las que finalmente se identificó formalmente a 435 víctimas (38 % en el sector de hostelería, 30 % en comercio y 32 % en el sector agrícola). Las nacionalidades predominantes de las víctimas eran España, Marruecos y República Dominicana.

El informe señala además datos de trata para otros fines de explotación: cuatro víctimas de matrimonio forzado, 15 para la comisión de actividades criminales y una persona víctima de trata para la mendicidad.