El Papa ratifica su apoyo a los obispos de Venezuela - Alfa y Omega

El Papa ratifica su apoyo a los obispos de Venezuela

Francisco se reunió con cinco obispos venezolanos este jueves en Venezuela. «Tanto él como el cardenal Parolin apoyan todos los esfuerzos de la Iglesia», en la asistencia al pueblo venezolano y en la defensa de sus derechos, explicó la Conferencia Episcopal Venezolana tras el encuentro. El jueves, el Papa también se encontró con los obispos colombianos y latinoamericanos

Redacción
Foto: CNS

El Papa Francisco pidió el jueves a los obispos de Venezuela que «siguieran en la actitud asumida hasta el momento», acompañando al pueblo en la actual crisis pero también «en la defensa de sus derechos». El encuentro con los obispos venezolanos, objeto de numerosas especulaciones en las semanas y días previos al viaje del Papa, ocurrió después de la Misa en el parque Simón Bolívar, de Bogotá, y en la que concelebraron obispos colombianos y latinoamericanos.

En el encuentro estuvieron presentes los cardenales Jorge Urosa y Baltazar Porras, presidentes honorarios de la CEV; monseñores José Luis Azuaje y Mario Moronta, sus vicepresidentes; y monseñor Jesús González de Zarate, obispo auxiliar de Caracas.

El mensaje del Papa cobra especial importancia dada la estrategia del Gobierno de Nicolás Maduro de dividir a la Iglesia y utilizar al Papa Francisco para descalificar las palabras de denuncia tanto de la Iglesia local como del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin. «Tanto [el Papa] como el cardenal Parolin apoyan todos los esfuerzos de la Iglesia», aseguró la Conferencia Episcopal Venezolana en un comunicado tras el encuentro.

La preocupación del Papa

«El Papa Francisco ratificó su cercanía a la Iglesia y al pueblo venezolano. Está muy consciente de la situación que golpea a todos», y mostró en especial «su preocupación por la crisis humanitaria expresada en el hambre y la escasez de insumos médicos y la emigración de numerosos venezolanos».

Los obispos «reiteraron su compromiso de servir al pueblo, en particular a los más pobres», y compartieron con el Pontífice su preocupación «ante los miles de venezolanos que están saliendo del país y acerca de la solidaridad de los pueblos y episcopados de América Latina».

También le hablaron «de la imposición de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y de la persecución de algunos dirigentes, amenazas a sacerdotes y religiosas y el cierre de medios de comunicación social».

«Venezuela es una dictadura»

Horas antes del encuentro, el cardenal Urosa concedió una entrevista al periódico colombiano El Tiempo. En ella, afirmó que Venezuela es en este momento «una dictadura porque se ha anulado al Parlamento y luego se ha establecido un órgano político absolutamente inconstitucional, pero además torpe y fraudulento como lo es la ANC. Es un sistema dictatorial donde no hay división de poderes y no se respetan los derechos fundamentales, es decir, ni siquiera los que están establecidos en la Constitución».

El también arzobispo de Caracas se mostró escéptico ante la posibilidad de que la visita del Papa relaje las tensas relaciones entre Venezuela y Colombia, pero sí espera que sea positiva «en la medida en que el Gobierno [de Maduro] cambie de actitud, que es lo que esperamos todos».

«El presidente Maduro ha dicho que está en unión y que aprecia mucho al Papa. Pero lo importante es que ponga en práctica los acuerdos a los que se llegó en la mesa de diálogo el año pasado el 30 y 31 de octubre», en la que se le pedía que contuviera la violencia y no instalara la ANC. «Maduro ignoró esos acuerdos», denunció a El Tiempo.

Escasez injustificada

El cardenal constató que, con Maduro, «se ha profundizado en la inoperancia del Gobierno», que ha causado «un problema económico terrible, la inflación más alta del mundo y la escasez inaudita y absolutamente injustificada de alimentos y medicamentos». Ante este panorama, los obispos «hemos organizado atención humanitaria a la gente más necesitada, pero lo que hacemos es solo una gota de agua en el mar, pues el que tiene que resolver el problema es el Gobierno».

«Al mismo tiempo, se ha radicalizado la imposición de un sistema totalitario y estatista, fracasado en todos los países donde se ha impuesto. Cada vez hay menos capacidad de actuar en libertad», a causa de la «represión cruel, exagerada y desproporcionada que causó más de 120 muertos en solo tres meses de protestas».

Ante esta situación, Urosa manifestó su esperanza de que «la oposición sea más firme y más fuerte».

El ánimo del Papa a los obispos colombianos

El jueves, el Papa se reunió también con los obispos colombianos, en el palacio cardenalicio, y con el Comité directivo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en la Nunciatura. A los primeros les confió que sentía «como un deber darles ánimo» en las circunstancias actuales del país, que camina hacia la paz y la reconciliación pero —reconoció en su saludo el cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá— en medio de una grave polarización. No sirven —aseguró el Papa— «las alianzas con una parte u otra», sino la libertad de hablar con todos.

«Ustedes no son técnicos ni políticos, sino pastores» que deben hablar al corazón de la gente, continuó Francisco. Por ello, los obispos no deben medirse «con el metro con aquellos que quisieran que fueran una casta de funcionarios». Y les recordó que para Cristo, «ningún muro es eterno, ningún miedo es indestructible, ninguna llaga incurable».

Al animarles a la misión, el Pontífice afirmó que «no traigo recetas ni una lista de tareas. Pero conserven la serenidad» con la «paciencia del Señor del campo con la cizaña».

Aparecida, un tesoro que seguir descubriendo

Horas después, ante una representación del CELAM, reconoció que la Conferencia de Aparecida «es un tesoro cuyo descubrimiento todavía está incompleto», y agradeció al CELAM su esfuerzo por ser «un centro propulsor de la conciencia discipular y misionera; una referencia vital para la comprensión y la profundización de la catolicidad latinoamericana». Pero también les advirtió de que «las realidades indispensables de la vida humana y de la Iglesia no son nunca un monumento sino un patrimonio vivo» que hay que seguir cultivando desde «el encuentro con Cristo vivo».

Utilizando una de sus creativas imágenes, Francisco insistió en que «la Iglesia no está en América Latina como si tuviera las maletas en la mano, lista para partir después de haberla saqueado, como han hecho tantos a lo largo del tiempo». «La Iglesia, sin pretensiones humanas, respetuosa del rostro multiforme del continente, que considera no una desventaja sino una perenne riqueza, debe continuar prestando el humilde servicio al verdadero bien del hombre latinoamericano» construyendo puentes, integrando la diversidad, promoviendo el encuentro y el diálogo, el perdón y la reconciliación.