El Cristo que cautivó a los gitanos de Vera - Alfa y Omega

El Cristo que cautivó a los gitanos de Vera

En menos de dos años, en el barrio gitano de Vera (Almería) hay dos parroquias nuevas y una hermandad gracias al entusiasmo de sus habitantes y el empuje del párroco, Carlos María Fortes, volcado con la pastoral gitana

Cristina Sánchez Aguilar
Miembros de la Mayordomía de San Antón en torno al Cristo Cautivo. Foto: Mayordomía de San Antón

Hace justo un año que los gitanos de Vera pudieron ver su anhelo cumplido: tener una parroquia en el barrio y formar una hermandad en torno a la imagen del Cristo Cautivo y la Virgen de la Pureza. En el segundo pueblo de Andalucía con más población de etnia gitana muchos seguían con fervor la Eucaristía dominical y la Semana Santa, «pero echábamos de menos participar de manera más activa», asegura Ambrosio Fernández, gitano y miembro de la Mayordomía de San Antón, primer paso para constituir una hermandad.

Carlos María Fortes «ha sido el germen de todo». Este sacerdote joven llegó hace cuatro años a la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación de Vera y se volcó con la población gitana, «porque no había una pastoral concreta con ellos y son gente entregada que necesitaba que alguien les tendiera la mano», explica. Hombre humilde, define como «una suerte que José María Fernández –ahora hermano mayor de la mayordomía– se acercara a mí para pedirme que trabajásemos con ellos, que eran un pueblo religioso».

Un momento de un acto celebrativo junto a la Virgen de la Pureza. Foto: Mayordomía de San Antón

Lo primero que hizo Fortes fue incorporarlos al consejo pastoral de la parroquia. «El pueblo gitano necesitaba sentirse reconocido por su Iglesia, y así lo hicimos. Pronto vieron que tenían las puertas abiertas y comenzaron a organizar Misas flamencas». Esto provocó que cada vez se acercasen más gitanos a la parroquia, «pero estábamos muy lejos de donde viven ellos. Así que me puse a buscar y encontré un pequeño edificio abandonado que pertenecía al Obispado, en el que hace décadas una monjita daba clase a los niños de familias pobres que no podían ir al colegio».

Hace un par de años esta escuela en ruinas pasó a ser la parroquia de Santa María de los Pueblos: «Así la quiso consagrar don Adolfo [González Montes, obispo de Almería], por la peregrinación nómada de los gitanos a lo largo de la historia». El prelado, añade Fortes, «ha estado implicadísimo. Tanto, que parte de la ornamentación del nuevo templo la ha regalado él». El cariño recíproco es patente: «En una de las últimas visitas del obispo le dieron un carné –y otro a mí– de miembros de la comunidad gitana y lo guardamos ambos con mucho orgullo».

Los gitanos están entusiasmados con su parroquia, en torno a la que ha nacido también la Mayordomía de San Antón. «El núcleo de toma de decisiones es de 33 personas, pero en total somos alrededor de 2.000 gitanos y cada día más», explica Fernández. La mayordomía solo lleva un año en marcha, pero la pasada Semana Santa ya procesionaron con el Cristo Cautivo el Miércoles Santo y con una talla prestada de la Virgen. «En breve tendremos la nuestra». Lo que ya tienen es sede de la futura hermandad, otra pequeña ermita abandonada desde hace 50 años que han repoblado con su alegría e ilusión.

Un puente entre gitanos y payos

La iglesia de los gitanos ilumina Vera y la comarca. De hecho, muchos están acercándose de nuevo a la parroquia o volviendo a la fe católica –algunos se fueron a la Iglesia evangélica–. «No hay sábado que el templo no esté lleno hasta los topes. Cuando pusimos en marcha la parroquia de Santa María de los Pueblos ¡pensé que celebraríamos una vez al mes! [Ríe]. Pero no solo hay Eucaristía cada fin de semana, sino que además hacemos también encuentros», señala el sacerdote.

Monseñor Adolfo González Montes visita la parroquia de los gitanos. Foto: Mayordomia de San Antón

«El coro flamenco le resulta a la gente muy cercano y agradable», añade Ambrosio Fernández, orgulloso. «Estamos deseando ir el sábado a Misa. Tan bonita y alegre es que incluso vecinos de otros barrios se van acercando poco a poco».

Esta es la otra vertiente de este proyecto, que Carlos María Fortes ha explicado durante las Jornadas de Pastoral Gitana organizadas por la Conferencia Episcopal del 15 a 17 de septiembre en Madrid. «La labor social que estamos haciendo es que haya una integración entre gitanos y payos, para que las tiranteces –que existen desde siempre– sean menos notorias», afirma Fernández. Y pone como ejemplo la caseta de los lunares que este viernes se instalará en la feria de Vera para recaudar fondos para la Semana Santa: «El año pasado fue la primera edición y vinieron los payos a probar la comida casera de las gitanas. Fue un sitio de encuentro», relata el gitano.

Dio resultado. «Un concejal me decía que llevan 20 años haciendo protocolos de integración entre ambas poblaciones y la parroquia lo han conseguido en dos años», concluye el sacerdote. «Son la beata Emilia y el Pelé, que interceden por nosotros».