Rebeca, víctima de Boko Haram: «Toda mi fuerza vino de la fe que tengo en Jesucristo» - Alfa y Omega

Rebeca, víctima de Boko Haram: «Toda mi fuerza vino de la fe que tengo en Jesucristo»

María Martínez López
Rebeca con su marido, Bitrus, y sus hijos Zacarías y Cristóbal (a su espalda). Foto: ACN-España

Rebeca es baja de estatura y delgada. Con todo, hicieron falta cuatro milicianos de Boko Haram para violarla, de la fuerza con la que se resistía. Los guerrilleros la habían atrapado el 21 de agosto de 2014, mientras huía de su pueblo, Baga (en el estado de Borno). La joven, que entonces tenía 26 años, estaba embarazada y tenía con ella a sus hijos Zacarías (2 años) y Jonathan (1). Se creía viuda, pues había escuchado una ráfaga de disparos por la zona por donde estaba su marido, Bitrus Zacarías. Ella y los niños fueron capturados para llevarlos a un campo de entrenamiento del grupo terrorista.

Durante dos años, esta cristiana, analfabeta, luchó por preservar su libertad interior y, mientras pudo, su cuerpo. A pesar de trabajar de sol a sol. A pesar de las palizas que le rompieron las muelas. A pesar de haber perdido al hijo que esperaba. A pesar, incluso, de que los milicianos lanzaron al pequeño Jonathan a un río, donde se ahogó. Y a pesar de que, cuando consiguieron violarla, se quedó embarazada. Dio a luz sola, y llamó a su hijo Cristóbal.

Esta fidelidad a prueba de bombas la ha convertido en la protagonista de la campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada a favor de los cristianos de Nigeria. «Toda mi fuerza vino de la fe que tengo en Jesucristo. Cuando pasaba algo, siempre rezaba para que me diera más. Le decía: “Solo Tú me puedes salvar de esta situación”», ha declarado a la cadena COPE.

Esta confianza no se tambaleó frente a los presiones para que se convirtiera al islam. Cuando querían que rezara el tasbih (rosario musulmán), en cada cuenta decía un avemaría en vez de los nombres de Alá. Y cuando la obligaban a postrarse en el suelo mirando hacia La Meca, al bajar la cabeza decía: «Jesús, creo en Ti, eres Tú el que me tienes que sacar de aquí».

Por eso, atribuye a «la ayuda de Dios» el haber logrado escapar. El Ejército nigeriano se acercaba, y cuando los combatientes de Boko Haram llevaron a todas las mujeres y niños al río para huir en barco, ella se quedó atrás y huyó con Zacarías y pequeño Cristóbal.

Pasaron semanas perdidos en el bosque, pero por fin lograron reencontrarse con su marido. Bitrus, que también la daba por muerta a ella, estaba a punto de volver a casarse. Después de hacer un camino de sanación acompañados por la Iglesia, toda la familia vuelve a estar unida.

La Iglesia también ha puesto en marcha el campo de refugiados en el que viven ahora. «Sin su apoyo no habría vida para nosotros –ha contado en la misma entrevista–. Todo lo relacionado con nuestro sustento y nuestra salud lo lleva el obispo» de Maiduguri, monseñor Oliver Doeme. Él mismo quiso bautizar a su hijo Cristóbal.

Esta semana, Rebeca está compartiendo su testimonio en España. El martes estuvo en Madrid, en un acto con benefactores de ACN, y el miércoles fue recibida por el cardenal Carlos Osoro, que conoció y se emocionó por su historia durante la Noche de los Testigos que ACN celebró en la catedral de la Almudena el 8 de mayo. Este jueves Rebeca visita Valencia, donde hablará a las 19:30 horas, en la iglesia de San Lorenzo.