«Con el apoyo necesario, un preso puede rehacer su vida» - Alfa y Omega

«Con el apoyo necesario, un preso puede rehacer su vida»

Ángel Antonio Chacón lleva 15 años trabajando en la reinserción de presos. Este viernes, recibió la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario, concedida por el Ministerio del Interior

José Calderero de Aldecoa
El sacerdote Ángel Antonio Chacón junto al obispo Jesús Catalá, en la inauguración de la nueva casa de Nuestra Señora de la Merced de Málaga. Foto: I. Martos

De sus 25 años como sacerdote, Ángel Antonio Chacón ha dedicado 15 de ellos a la reinserción de presos. En la actualidad, dirige la casa Nuestra Señora de la Merced, situada en Málaga y dependiente de la Cáritas diocesana. Allí atiende a los internos de la prisión provincial de Málaga desde que empiezan a obtener los distintos grados penitenciaros que les permiten vivir en semilibertad hasta que se produce la excarcelación.

«Acompañamos a los internos en todo su proceso de reinserción. Les hacemos ver que creemos en ellos, que cuando nos caemos, nos podemos levantar, que se puede aprender de los errores. Les explicamos, además, que con lo que siempre contamos, y atraviesa todos los muros, es el amor de Dios que no nos deja nunca», asegura.

Ternura con los que nadie quiere

Su abnegada labor le ha valido para ganar la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario, que le fue entregada por el Ministerio del Interior este viernes 22 de septiembre. Pero Chacón huye de personalismos. «La medalla ha recaído sobre mí, pero es un reconocimiento para Cáritas y para la Iglesia, que trabaja con ternura con aquellos que la sociedad quita de en medio o no les gustaría tener cerca».

Concretamente, «en la casa tenemos un equipo interdisciplinar y trabajamos todas las habilidades personales, laborales, de convivencia… pero la casa la llevan ellos. Tienen que cocinar, comprar, lavar la ropa. Así van ganando en autonomía», explica Chacón.

Pero para este sacerdote diocesano, que tiene 51 años, la medalla no es sino una oportunidad «para que la sociedad conozca la labor que hace la Iglesia dentro del mundo penitenciario». Pero, sobre todo, para «visibilizar que la reinserción es posible. Con el apoyo necesario, un preso puede rehacer su vida. Con reflexión, con amor, con oración y con la mano tendida de los hermanos se sale para adelante. Dios opta por ellos».