Las diócesis tranzan el perfil del buen catequista - Alfa y Omega

Las diócesis tranzan el perfil del buen catequista

Después de que la Conferencia Episcopal dedicara los últimos años a marcar las líneas maestras para la catequesis, y a preparar los mejores materiales para transmitir la fe a niños y jóvenes, ahora va a centrarse en la pieza clave de la iniciación cristiana: los catequistas. Esta semana, los Delegados diocesanos se han reunido en Madrid para analizar las cualidades que debe tener un buen catequista, sin eludir la realidad: faltan laicos comprometidos, y los que hay necesitan ser mejor formados y acompañados

José Antonio Méndez

«De poco vale un buen Catecismo, si no tenemos buenos catequistas. Un catequista que conozca su fe y la viva con alegría y con un testimonio de vida coherente, es el instrumento más eficaz para la iniciación cristiana». Así lo decía, en conversación con Alfa y Omega, monseñor Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia y Presidente de la Subcomisión episcopal de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española. Unos momentos antes de charlar con nuestro semanario, don Amadeo se había dirigido a casi 70 delegados y subdelegados de Catequesis de todas las diócesis de España, al comienzo de las Jornadas Los catequistas al servicio de la iniciación cristiana, que se han celebrado en Madrid desde el pasado lunes y hasta ayer. A ellos, les había insistido en la misma idea: «Sin pensar en los catequistas y sin acompañarlos, todos nuestros esfuerzos para llevar a Jesucristo a los niños y a los adolescentes se quedarían en nada. Sin su testimonio, todas las enseñanzas serían estériles, porque difícilmente darían lugar a un compromiso de vida cristiana».

Nueva línea de trabajo

Éste es el motivo por el que, tras años de trabajo desde la Conferencia Episcopal para delinear las líneas maestras por las que debe transitar la catequesis, y después de haber elaborado dos nuevos Catecismos para niños y jóvenes (Jesús es el Señor y Testigos del Señor), y un libro para ayudar a los padres a transmitir la fe a los más pequeños (Los primeros pasos en la fe), ahora, la Subcomisión episcopal de Catequesis se va a volcar en la búsqueda, formación y acompañamiento de los propios catequistas.

Más oración, más testimonio

Juan Luis Martín Barrio señala los trazos que dibujarán, en lo sucesivo, el perfil del catequista ideal: «Tenemos que acompañarlos muy bien, para que puedan tener su propio encuentro con Cristo, y ayudarles a tener una experiencia espiritual auténtica, es decir, a tener vida de oración. La oración es el contacto personal con el Señor, y el testimonio coherente de la vida cristiana es el reflejo de cómo esa relación con Cristo afecta a toda la vida y la transforma. Eso es lo que de verdad suscita la adhesión de los catecúmenos y, sobre todo, lo que es bueno para los catequistas. También es necesario reforzar la formación y la experiencia de pertenencia a la Iglesia. Pero sobre todo está la dimensión del kerygma, del primer anuncio, de su encuentro con el Señor desde lo fundamental, porque nadie da lo que no tiene».

El primer paso en este camino es la Pastoral Custodiar, alimentar y promover la memoria de Jesucristo, que la Plenaria de la CEE aprobó en noviembre, y cuya publicación oficial se prevé, al cierre de esta edición, muy próxima. Una Pastoral que señala, precisamente, por qué es tan importante este factor humano: «Los niños y los jóvenes buscan ver a Jesús en el rostro de los catequistas». Y, cada día más, es necesario que lo encuentren.