Currículo de Religión: corto, no descafeinado - Alfa y Omega

Currículo de Religión: corto, no descafeinado

Con meses de demora, el Gobierno ha publicado los nuevos currículos para la asignatura de Religión en Primaria, Secundaria y Bachillerato. Al tener que adaptarse a los recortes horarios impuestos por la LOMCE, los contenidos han sufrido modificaciones, y se pierden enseñanzas sobre la dimensión histórica, cultural y artística de la fe; y sobre problemas morales de actualidad. Sin embargo, la CEE ha logrado salvar la riqueza de la asignatura

José Antonio Méndez

El Gobierno ya ha hecho públicos en el BOE los nuevos currículos de la enseñanza de Religión y moral católica para Primaria, Secundaria y Bachillerato. Unos currículos cuya primera versión, más amplia y completa, fue presentada al Ministerio en diciembre de 2013 por la Comisión de Enseñanza de la Conferencia Episcopal Española (CEE), y que fueron devueltos 10 meses después, en octubre de 2014, con el argumento de que no se adaptaban a los parámetros de la LOMCE. Los contenidos del nuevo currículo fueron presentados al Gobierno a principios de febrero, y ven ahora la luz con grandes novedades. La más notable es que, después de que el Gobierno haya establecido un mínimo de 45 minutos semanales, frente a los 90 de la ley socialista anterior, los contenidos de la asignatura se han visto recortados en todas las etapas y cursos. En aquellas Comunidades en que la asignatura cuente con más tiempo –pues la ley prevé que las Autonomías pueden ampliar el horario–, los contenidos podrán ampliarse, siguiendo las mismas líneas generales.

Menos arte, Historia, actualidad…

El Secretario de la Comisión episcopal de Enseñanza, don José Miguel García, explica para Alfa y Omega que, «aunque hemos respetado al máximo los criterios de la calidad de esta materia, la LOMCE nos ha obligado a recortar contenidos que enriquecían la asignatura. Pero es imposible dar lo mismo en menos tiempo».

Las pérdidas más notables tienen que ver con «los contenidos que abordan la difusión del cristianismo a lo largo de la Historia; las cuestiones relativas a la escatología (los misterios de los últimos tiempos, etc.), que son claves en nuestro Credo; la dimensión mariológica de la fe católica; en Primaria y Secundaria también se ha reducido lo que tiene que ver con temas morales de actualidad, como la problemática ciencia-fe; o la dimensión cultural que ha generado la Iglesia a lo largo de los siglos, y de la que sólo podemos dar tres o cuatro retazos. De todos modos, estos temas hemos intentado mantenerlos en Bachillerato».

No obstante, el esfuerzo de la Comisión de Enseñanza para mantener la riqueza de la asignatura ha sido enorme, y ha dado frutos.

Un temario rico, a pesar de todo

«La enseñanza de la Religión –señala José Miguel García– no puede ser algo catequético, y nos hemos esforzado por evitarlo, pero ciertamente el currículo tiene que ser confesional, pues se trata de dar a conocer a todos, católicos o no, la verdad del cristianismo tal y como la concibe la Iglesia». Para eso, en Primaria y Secundaria se ha dividido el contenido en «cuatro bloques, que tienen coherencia interna. El primero es la revelación natural. Partimos de la realidad –el hombre y la creación– para entender su origen. Vemos al hombre como un ser que busca el sentido de su vida, y que ha encontrado respuesta en Dios a lo largo de la Historia. Posteriormente afrontamos cómo Dios se ha mostrado al hombre, en concreto la revelación de Dios al pueblo de Israel, que es el segundo bloque. Pasamos a ver cómo esa revelación tiene su culmen en Cristo, en el gran bloque referido a Cristo Jesús y a los evangelios, en el que se analiza quién es Jesús y quién decía que era. El último bloque se refiere a la Iglesia, instituida por Cristo como dilatación de su presencia en el mundo: su constitución, los sacramentos, los tiempos litúrgicos… En Bachillerato, se añaden cuestiones relativas a la antropología cristiana, a la vida como vocación, a la doctrina social de la Iglesia, y a problemas morales y culturales de actualidad», dice García. En resumen, «queremos mostrar cómo es la experiencia cristiana en su totalidad». Aunque sea en la mitad de tiempo…