El Papa tuitero - Alfa y Omega

Una persona que no utiliza ordenador ni tableta acaba de pasar el listón de 40 millones de seguidores en Twitter y es el líder mundial más influyente en la red del pajarito. El ritmo de subida de Francisco es espectacular. El pasado mes de mayo, cuando confirmó a un periodista que es bueno utilizar sus tuits para meditar y rezar, los seguidores eran 33 millones.

Desde entonces ha ganado un millón por mes en las nueve cuentas que transmiten cada día el mismo tuit en los principales idiomas. La más popular es la española, @Pontifex_es, que, con algo más de 14 millones de seguidores, ha superando ya a la inglesa.

Por número de seguidores –un dato que refleja la vitalidad del cristianismo en cada área cultural– el orden es: español, inglés, italiano, portugués, polaco, francés, latín, alemán y árabe.

¿A qué se debe el éxito de un Papa de 80 años en un medio de comunicación del siglo XXI?

Muy probablemente a que sus tuits rezuman espiritualidad. Al margen de la sonrisa o la ternura, el secreto del asombroso arrastre de Francisco es su energía espiritual. Y esa fuerza se nota en sus tuits.

Cada micromensaje del Papa es siempre una luz que ayuda a conocer mejor a Dios, a acudir con más frecuencia al Espíritu Santo, a aprender a ver las personas necesitadas, a superar la propia mezquindad, etc.

Un tuit es, por naturaleza, efímero. Pero repasando la lista de los del Papa se descubre que muchos tienen valor permanente. Siguen hablando al lector al cabo de los meses o de los años. Entran en el alma y dan paz. Se nota que siembran en el corazón semillas de generosidad. Que son, en cierto modo terapéuticos, a diferencia de tanto tuit agresivo y crispante.

Mirando el contexto histórico de Jesús, salta a la vista que era un personaje contracorriente. Un rabino soltero e itinerante, que recorría los caminos de Palestina acompañado de hombres y mujeres, parándose a hablar casi en cada pueblo. Francisco sale a los caminos y las plazas del siglo XXI, que en buena parte están en las redes sociales.

Benedicto XVI creó la cuenta de Twitter al final de su pontificado y la alimentaba con frases breves de sus homilías. Francisco escribe con soltura de espiritualidad y de actualidad. Es un Papa tuitero.