«La acción social de la Iglesia no es un voluntariado de unas horas» - Alfa y Omega

«La acción social de la Iglesia no es un voluntariado de unas horas»

El XIX Congreso Católicos y Vida Pública concluyó este domingo con la lectura del manifiesto final. En él, ambas instituciones se comprometieron a «seguir anunciando al Dios Trinitario; luz y amor inefables para los hombres. Un amor que nos llama al encuentro con el hermano, especialmente el más vulnerable y humilde»

Redacción
Clausura del XIX Congreso Católicos y Vida Pública. Foto: Twitter

Este domingo se puso el punto y final al XIX Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU bajo el lema La Acción Social de la Iglesia, y en cuyo manifiesto final ambas entidades se adhirieron «al mensaje que la Iglesia propone al mundo de nuestro tiempo: la creación de una nueva civilización del amor animada por la caridad». Además, «nos comprometemos a seguir anunciando al Dios Trinitario; luz y amor inefables para los hombres. Un amor que nos llama al encuentro con el hermano, especialmente el más vulnerable y humilde».

Asimismo, la ACdP y el CEU se comprometieron «a suscitar una concepción positiva y trascendente del hombre y de su destino; a promover comportamientos en favor de la cultura de la paz; a denunciar toda forma de explotación y consumismo; y a crear soluciones para superar las causas de la pobreza de tantos millones de hombres, mujeres, niños y ancianos descartados».

En el manifiesto final ambas instituciones también mostraron su apoyo a la familia, «sede principal de la cultura»;o a los emigrantes, a los que «acogemos como hermanos obligados a buscar nuevos caminos para superar la precariedad de su vida».

Antes de concluir, los organizadores recordaron las palabras del Papa Francisco, «que nos exhorta a salir de nosotros mismos para darnos a los demás: “Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”».

Salir a las periferias

En la clausura también participó el prefecto apostólico de Battambang (Camboya), que impartió la conferencia La caridad de Cristo nos urge. Durante su intervención, monseñor Enrique Figaredo animó a los presentes a «salir a las periferias. No se puede venir a un congreso de este tipo y después no hacer nada. Tiene que haber progreso».

En este sentido, el prefecto de Battambang ha resaltado el trabajo de «la Iglesia de Camboya», que «quiere ser un sacramento de salida al encuentro de gente sencilla». Al mismo tiempo, monseñor Figaredo abogó por «ser compañeros de camino» de los pobres, «bajar a su altura y dialogar».

No es un voluntariado

La XIX edición del Congreso concluyó con una Misa presidida por el cardenal Osoro, que durante la homilía agradeció a la ACdP y al CEU «que nos ayudéis a todos los creyentes a reaccionar ante la cultura del descarte y del derroche, y a que promovamos y hagamos nuestra la cultura del encuentro, hermana del diálogo de la salvación, ese diálogo que llegó a su cumbre y que inicia Nuestro Señor Jesucristo con su Encarnación».

La acción social de la Iglesia, añadió el purpurado, «no es una obra buena de voluntariado para hacer unas horas o en determinados días», sino que «nos sensibiliza acerca de las necesidades de los hermanos y de las injusticias que existen; la acción social de la Iglesia nos tiene que llevar a un verdadero encuentro con las necesidades de los hombres».

Asimismo, hay que evitar que «crezca el sentimiento de miedo ante el presente y ante el futuro» que lleva a «encerrarnos en nosotros mismos, en nuestras instituciones». «¡Qué bueno es que el Señor se acerque a nosotros, en esta Jornada Mundial de los Pobres, y nos diga que no amemos de palabra, sino con obras!», aseveró.

En este sentido, el cardenal Osoro apostó por «una Iglesia que abre su corazón y sus manos a los pobres», que se acerca «a todas las situaciones de los hombres, en todos los caminos por los que van, pero muy especialmente al necesitado y al pobre, a todos a los que se les ha robado o se les roba la dignidad».

Infomadrid / Redacción