Puentes de belleza - Alfa y Omega

Puentes de belleza

Ignacio Uría
Foto: Louvre Abu Dhabi

Recuerdo con cierta nostalgia y mucho agradecimiento las clases de arte de Bachillerato donde nuestro profesor, José Guerrero, desvelaba con maestría de orfebre los secretos de la cultura universal. De la fértil Venus de Willendorf al urinario de Duchamp, que anda ya por el centenario (el urinario, Duchamp falleció hace medio siglo). De la columna minoica al Manifiesto Dada, anhelando pasar una tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte antes de volver a casa para escuchar el partido del Sporting.

En aquellas destartaladas aulas de los jesuitas trabamos amistad con Fidias y el maestro Mateo, con Brunelleschi y Renoir. Allí aprendimos qué era una línea de fuga o el tenebrismo, y también que Miguel Ángel no sería Miguel Ángel sin Lorenzo II de Médici o el Papa Julio II. ¡Ah, los mecenas!

Todo lo anterior palidece al compararlo con una verdad más profunda descubierta también entonces: la cultura humaniza, el arte une. Poco importa que uno crea en Dios o en cualquier cosa, que sea marroquí o vietnamita. Ante la belleza las ideologías desaparecen. Según Oscar Wilde, ocurre porque la belleza es muy superior a la inteligencia. «¿Habla en serio?», le preguntaron al viejo y resabiado Oscar. «La belleza no necesita explicación».

El último ejemplo de su esplendor lo encontramos en el recién inaugurado Museo del Louvre de Abu Dabi (Emiratos Árabes), la primera pinacoteca universal del mundo árabe. El espectacular edificio es en sí mismo una obra de arte «diseñada para unir culturas más allá de los márgenes geográficos». Eso dice su arquitecto, Jean Nouvel.

En tiempos tan belicosos como los actuales resulta esperanzador que el mundo musulmán muestre con normalidad expresiones artísticas de otras culturas y religiones. En especial, iconografía cristiana. Por ejemplo, una Virgen con el Niño pintada por Bellini. Spes nostra, salve.

San Juan Pablo II decía que la belleza es, en cierto sentido, la expresión visible del bien. ¿Quién puede entonces resistirse a ella? Si el arte nos humaniza, la belleza nos hermana.