«La Iglesia ha de ser un sacramento en salida» - Alfa y Omega

«La Iglesia ha de ser un sacramento en salida»

Redacción
Fotos: CEU

Enrique Figaredo, prefecto apostólico de Battambang (Camboya): «La Iglesia ha de ser un sacramento de salida, al encuentro de la gente sencilla. Para eso debemos tener humildad y actuar siempre desde la pequeñez de nuestra realidad. El lenguaje que habla mejor de Dios es el amor. Eso hace que nuestra fe sea creíble. Hay que salir a las periferias, no se puede venir a un congreso de este tipo y después no hacer nada. Tiene que haber progreso».

Luis Hernando de Larramendi: «Para luchar contra la desigualdad es necesario partir de la creación de riqueza, siempre desde la subsidiariedad, sostenibilidad y la justa distribución».

Gonzalo Ruiz, presidente de la Hermandad Obrera de Acción Católica: «Ojalá todas las empresas pusieran en práctica los principios del magisterio de la Iglesia. Una de las causas de que estemos como estamos se debe a que la persona no ha sido lo prioritario para las grandes corporaciones. La recuperación de la economía española no ha tenido suficiente repercusión en la vida del trabajador».

Santiago Cantera, prior de la abadía del Valle de los Caídos: «La Iglesia ha tenido un carácter pionero en el terreno social, pero hay que tener en cuenta el riesgo de confusiones: existe la tentación de igualarla a las doctrinas marxistas, que se acercan a la realidad de los pobres desde premisas muy distintas a las de la doctrina católica».

José Antonio Sánchez-Valdemoro, capellán de la prisión de Ocaña: «Se debe evitar la represión a los presos como el método principal de seguridad ciudadana y proponer alternativas a la prisión. La Iglesia siempre ha estado al servicio de los presos para acercarlos al Señor».

María Luisa San Juan, presidenta de las Hermandades del Trabajo: «No conocemos todavía todas las repercusiones que puede tener sobre los trabajadores la revolución digital, pero la solución estará en echarle imaginación».

Padre Ángel, presidente de honor de Mensajeros de la Paz: «El mayor problema de nuestra sociedad es que no se escucha a la gente. Hay que construir una Iglesia comprometida con mejorar la situación social, tanto a nivel local como nacional, lo cual no significa patrocinar ninguna forma ni ideológica ni política».

Eduardo Ibáñez, presidente de la Comisión Justicia y Paz: «Debemos estar al servicio de las necesidades, dificultades, gozos y sufrimientos del mundo en el que vivimos: es ahí donde reside la base de la concienciación sobre el trabajo que realiza la Iglesia. Y no es suficiente con trabajar estrictamente en entornos cristianos, sino que nuestra doble estrategia social y de incidencia política se debe llevar a cabo horizontalmente, junto con organizaciones de la sociedad civil».