Nínive, arrasada - Alfa y Omega

Nínive, arrasada

Lo que no habían logrado siglos de persecuciones contra uno de los focos más importantes del cristianismo en los primeros siglos, lo ha logrado la violencia del autoproclamado Califato

Jesús Colina. Roma
Unas religiosas atienden a refugiados en Qaraqosh, ciudad de mayoría cristiana

En estos días, el mundo asiste indiferente a una tragedia que está marcando para siempre la historia del cristianismo en Oriente. Los cristianos de la bíblica Nínive, la actual Mosul, uno de los faros del cristianismo mundial desde el siglo I, han sido condenados a la conversión, el exilio, o la espada, por los insurgentes del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL por sus siglas del inglés).

Será por las tragedias del avión abatido en el cielo ucraniano, o de Gaza, pero lo cierto es que los medios informativos prácticamente han silenciado una auténtica hecatombe para la historia de la Humanidad.

La expulsión de los cristianos ha sido casi de estampida. De los tres mil cristianos que ya sólo quedaban en Mosul, tras años de persecuciones, ya no queda ninguno. Este fin de semana, según documenta un edicto emitido por el autoproclamado Califato, publicado por la edición árabe de Aleteia.org, los cristianos debían abandonar la ciudad en 24 horas, o morir bajo la espada.

Precedentemente, los terroristas del Califato habían llamado a representantes de los pocos centenares de cristianos que aún quedan en la ciudad, para proponerles tres opciones: convertirse, o pagar un impuesto especial, o, si rehusaban, la espada. Pero ningún cristiano acudió por miedo a lo que podría suceder.

Así que el ISIL extendió este edicto en el que, molestos por la ausencia de los cristianos, les ordenan abandonar inmediatamente la ciudad «y los límites del Califato», antes de las 12 del mediodía hora local. «De lo contrario, no tendrán de nosotros otra cosa que la espada».

Según el arzobispo caldeo de Mosul, monseñor Emil Shimon Nona, los cristianos han encontrado refugio, en su mayoría, en los pueblos de la cercana planicie de Nínive. Muchos de los refugiados viven ahora en territorio kurdo.

Prohibido ayudar a un cristiano

Antes, los terroristas del Estado Islámico, que han impuesto la ley islámica (Sharía), habían marcado las casas de los cristianos con la letra N de Nazarat (cristianos). Asimismo, los líderes del ISIL habían ordenado prohibir la distribución a los cristianos de las raciones de alimento y agua a la que tienen derecho los habitantes sunníes en dificultad, en una ciudad donde ya no hay trabajo a causa de la guerra. Esta medida se extendía también contra los chiíes. Contemporáneamente, se cortó el suministro de gas para todos los ciudadanos no sunníes.

De hecho, no sólo han huido los cristianos, sino también miles de musulmanes moderados que han intentado ponerse a salvo de la amenaza radical. Según Ayuda a la Iglesia Necesitada, se estima que, en total, la mitad de la población ha huido.

Se trata de una auténtica tragedia para la Historia. En Mosul, se encontraban las reliquias atribuidas según la tradición al apóstol que evangelizó estas tierras, santo Tomás. Precisamente, el 17 de junio los monjes del monasterio siro-ortodoxo de San Mateo, en las afueras de Mosul, decidieron sacar de la ciudad las reliquias para que no fueran profanadas por los insurgentes.

Arde, en Mosul, una iglesia de 1.800 años de antigüedad

El territorio en el que hoy día se encuentra situada Mosul fue cuna de una de las ciudades más importantes de la historia del Antiguo Oriente Próximo, la capital del Imperio Asirio, Nínive, que se convirtió al cristianismo entre el primero y el segundo siglo.

El idioma de los cristianos de Mosul, asirios, era el siríaco (arameo palestiniense), lengua hablada por los apóstoles, y de hecho este idioma sobrevive en algunos pueblos cercanos a Mosul, como patrimonio de la Humanidad.

Muy pronto Mosul se convirtió en el centro de una red de monasterios que, como después sucedería en Europa, se convirtieron en un foco de civilización y cultura. El monasterio de San Mateo fue uno de los centros espirituales más grandes del cristianismo en aquellos siglos. Su biblioteca, con un patrimonio de valor incalculable, hoy ha sido ocupada por los islamistas y nadie sabe lo que ha pasado.

Yo sé cuánto sufren

Los cristianos de Mosul sobrevivieron a la conquista musulmana del siglo VII. La minoría cristiana fue sumamente dinámica durante los siglos sucesivos. A inicios del siglo XX, recibió golpes durísimos como las redadas de bandidos kurdos, o la persecución del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Diezmados, sin embargo, los cristianos habían sobrevivido y se habían convertido en un dinámico elemento cultural y de desarrollo para el país. Lo que no han podido 19 siglos de adversidades, lo han logrado los terroristas de ISIL.

Para el Papa Francisco, las noticias que ha recibido de Mosul han sido como una puñalada en el corazón. Este domingo, al concluir su encuentro con los fieles con motivo del rezo del ángelus, dio rienda suelta a su dolor recordando a los cristianos perseguidos en Nínive y en Oriente Próximo:

«Hoy son perseguidos, nuestros hermanos son perseguidos, alejados, deben dejar sus casas sin tener la posibilidad de llevarse nada, les aseguro a estas familias y a estas personas mi cercanía y mi oración constante».

El Papa se dirigió a estos seguidores de Jesús perseguidos para asegurarles:

«Yo sé cuánto sufren, yo sé que les quitan todo, estoy con ustedes en la fe de Aquel que ha vencido el mal, y a ustedes aquí en la Plaza, y a todos los que siguen en televisión, les invito a recordarlos en la oración».