«La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio no está reñida con la misericordia hacia las familias heridas» - Alfa y Omega

«La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio no está reñida con la misericordia hacia las familias heridas»

Carmen Peña García, doctora en Derecho Canónico y profesora en la Universidad de Comillas de Madrid, fue la encargada de centrar el trabajo del tercer día del Congreso Internacional Salesiano sobre Pastoral Juvenil y Familia

Redacción
Foto: Salesianos

Carmen Peña García, doctora en Derecho Canónico y profesora en la Universidad de Comillas de Madrid, fue la encargada de centrar el trabajo del tercer día del Congreso Internacional Salesiano sobre Pastoral Juvenil y Familia. Puso a los participantes ante los restos que plantea la familia hoy y señaló propuestas para una pastoral juvenil que prepare para el matrimonio.

Tomando como referente la Amoris Laetitia del Papa Francisco ofreció ideas válidas para el trabajo con las familias y con los jóvenes: «Hay que presentar a los jóvenes el matrimonio en clave vocacional y para eso hay que revisar la propuesta que desde la iglesia se está haciendo». Una propuesta que hoy es, dijo, contracultural y tomando las palabras del Papa para insistir en la importancia de la formación para la afectividad, el noviazgo y el matrimonio dijo: «Aprender a amar no se improvisa»

Del mismo modo, abordó la realidad poliédrica de la familia actual desde una mirada profética, de denuncia de la violencia intramatrimonial, y constructiva, para presentar la verdad de la doctrina eclesial sobre el matrimonio que, según dijo, «no está reñida con la misericordia hacia las familias frágiles y heridas».

En este sentido, analizó la actual fragilidad de las uniones matrimoniales, con atención a separados y divorciados, en la que hizo hincapié en trabajar desde el amor para curar heridas. «Más importante que una pastoral de los fracasos es el esfuerzo pastoral para consolidar los matrimonios y así prevenir las rupturas», añadió, al tiempo que insistió en la necesidad de la formación para el matrimonio, que no debe improvisarse con «un curso de unos días».

Habló de la necesidad de un verdadero catecumenado que acompañe un itinerario de preparación al matrimonio como un proceso vocacional. Se trata de estar con los jóvenes en su desarrollo afectivo y emocional y en el proceso de discernimiento.