Catorce años de prisión para el policía acusado por el asesinato del misionero Vicente Cañas - Alfa y Omega

Catorce años de prisión para el policía acusado por el asesinato del misionero Vicente Cañas

Ronaldo Osmar, acusado de participar en la muerte del misionero jesuita español Vicente Cañas hace 30 años, ha sido condenado a 14 años y 3 meses de cárcel. El caso fue reabierto en 2015 por la admisión de nuevas pruebas

Redacción
Familiares y amigos de Vicente Cañas a la salida del juicio. Foto: Jesuitas

A pesar de que el asesinato se produjo en abril de 1987, no fue hasta 2006 cuando se celebró el primer juicio para esclarecer las causas y los culpables de su muerte. En aquella ocasión todos los acusados fueron absueltos por falta de pruebas.

Tras un recurso en 2015 del Ministerio Público Federal, el Tribunal Regional Federal de la primera Región ordenó la reapertura de la causa judicial. De esta forma, Ronaldo Antônio Osman volvió a sentarse en el banquillo de los acusado el pasado miércoles 29 de noviembre.

Ronaldo Osmar era el delegado de la Policía Civil de Juína, localidad donde tuvo lugar el crimen, y estaba acusado de organizar el crimen y de «haber escondido pruebas y haber ralentizado la investigación».

En este nuevo juicio se ha tomado declaración a dos indios Rikbacktsa, quienes escucharon de uno de los presuntos sicarios confesar el crimen e implicar al acusado y a quien le contrató para organizarlo.

Frente a la impunidad contra los indígenas

La condena «abre un precedente impresionante en el país para los juicios de impunidad contra los pueblos indígenas», asegura la sobrina del misionero, Rosa Cañas, que ha estado presente en el juicio. «Después de tantos años de espera, es una gran alegría saber que Vicente, mi tío, seguirá con su camino de protección de los pueblos gracias a su juicio».

Para el padre Antonio Tabosa. SJ, superior de la Plataforma Apostólica Centro Oeste, la sentencia hace «justicia para un misionero jesuita que dedicó su vida a los indígenas aquí en la región de Matto Grosso, para sus familiares que sintieron el dolor y la impunidad de la muerte trágica y, sobre todo, justicia para los pueblos indígenas que tanto les cuesta defender sus derechos frente a aquellos que quieren invadir sus tierras».

Defensor de los derechos de los indígenas

Vicente Cañas, originario de Albacete, fue destinado al país latinoamericano en 1966 y, desde entonces, convivió durante décadas con varias comunidades de indios «llevando a la radicalidad el mandato de inculturación nacido del Concilio Vaticano II», explican desde la Compañía de Jesús.

Desde su llegada a territorio brasileño, Cañas fue un firme defensor de los derechos de los indígenas, a los que protegía «frente a los hacendados que querían apropiarse» de sus tierras. El español, conocido entre los indios por el nombre de Kiwxí, luchó porque el Gobierno brasileño fijara una demarcación oficial del territorio indígena, algo que se consiguió después de su muerte.

El jesuita fue asesinado en abril de 1987, supuestamente, por «los hacendados de la región, que no aceptaban la defensa que el jesuita hacía en favor de la demarcación del territorio tradicional indígena», aseguran desde la orden religiosa. «Se presume que el mandato de ejecutar a Vicente partió en su día del entonces propietario de la Hacienda Londrina, Pedro Chiquetti —hoy ya fallecido—, y ejecutada por otras tres personas, que fueron posteriormente asesinadas para ocultar pruebas». También se acusó al comisario de Policía de la zona, Ronaldo Antônio Osmar, por ocultar pruebas y ralentizar la investigación.