¿Qué mandáis hacer de mí? - Alfa y Omega

¿Qué mandáis hacer de mí?

En el Día del Seminario, los obispos españoles piden rezar por las vocaciones, colaborar económicamente con el Seminario, sentirlo como algo propio, abrir nuestras familias y parroquias a la posible llamada del Señor…

Redacción

No seáis tacaños

A todos los jóvenes os hago una llamada singular a vuestro corazón. Decid: Señor, ¿qué mandáis hacer de mí? A vosotros, jóvenes, con ideales grandes, con deseos de dar lo mejor de vuestra vida, os invito a que, con la expresión de santa Teresa de Jesús, dejéis que vuestro corazón responda con generosidad. No seáis tacaños en esta hora de la Historia donde se fragua una época nueva. Y, tanto a quienes sois ya sacerdotes, como a quienes os estáis formando para el ministerio sacerdotal en nuestros Seminarios, os invito a cultivar dos dimensiones esenciales en el ministerio sacerdotal: la comunión y la misión, la unidad y la evangelización. La unidad de la que el Señor nos habló en la Última Cena, cuando nos dijo: Sed uno, y la misión o tensión evangelizadora de la cual el Señor habló a los discípulos antes de subir a los cielos, cuando nos dijo: Id por el mundo y anunciad el Evangelio.

+ Carlos Osoro
arzobispo de Madrid

Pobres y muy rezadores

Hoy nos toca vivir tiempos recios, no tanto por la negación de la doctrina católica –aunque también–, sino por los aires gélidos que provoca el laicismo, el hedonismo consumista y materialista, el relativismo y el adormecimiento masivo de las conciencias. Por eso, hoy, como en tiempos de santa Teresa, necesitamos sacerdotes con las mismas características que ella apuntaba: bien formados, entregados en cuerpo y alma al ministerio de la predicación y acompañamiento humano y espiritual, pobres y amantes de los pobres, y muy rezadores.

+ Francisco Gil Hellín
arzobispo de Burgos

Familia, parroquia, jóvenes

La llamada suele darse en un contexto cristiano, fervoroso en la fe. Muchas veces es la misma familia, que ha sabido trasmitir la fe a sus hijos y ha expresado tantas veces el aprecio por la vida sacerdotal, en relación con sacerdotes concretos que se hacen presentes en el hogar. Otras veces es la parroquia, el párroco, el grupo de monaguillos. Otras, el grupo de jóvenes, en el que surgen todas las vocaciones: al matrimonio, a la vida consagrada, al sacerdocio. ¡Qué importante es que los grupos juveniles tengan una sólida vida cristiana, porque de ahí brotarán todo tipo de vocaciones, también al sacerdocio!

+ Demetrio Fernández
obispo de Córdoba

¿Un hijo o nieto sacerdote?

El Señor nos ha querido dar sacerdotes, nos ha donado, regalado, personas que, por el poder de consagrar, predicar y regir al pueblo de Dios, tenga la audacia hoy de conocer a los miembros más débiles y sepa hacerse cargo de ellos. Querer estar atento a la posible llamada de Dios para ser sacerdote; querer tener un hijo o un nieto sacerdote es el mejor modo de vivir la comunión eclesial y sentirse implicado en esa imprescindible renovación de la Iglesia.

+ Antonio Algora
obispo de Ciudad Real

Carta a un joven

Estás en un momento decisivo de tu vida: piensas en ser feliz, en un futuro de bienestar, en empezar a trabajar, ganar dinero, realizar un sinfín de proyectos. Cristo te llama a ser pescador de hombres. ¿Qué quiere decir esto? El mar, en los tiempos de Jesús, era un símbolo de muerte. Sacar al hombre del mar es llevarlo a la libertad, a su destino de eternidad, a la felicidad plena del amor sin límites. Cristo nunca te dejará solo. Fíate de Él. No temas. En realidad, cuando llama a alguien al sacerdocio es porque quiere transformarle en Sí mismo. ¿Te das cuenta de la grandeza?

+ César Franco
obispo de Segovia

El Seminario es algo propio

También, ante la realidad de nuestro Seminario diocesano, todos debemos preguntarle al Señor, con el corazón abierto y disponible: ¿Qué mandáis hacer de mí? ¿Qué quieres que haga? ¿Qué debo hacer por el Seminario? Y responder en conciencia a su llamada con generosidad. Los católicos deben sentir el Seminario como algo propio y participar en su misión promoviendo la vocación sacerdotal, estimando, acompañando y animando a los seminaristas, orando… y, también, con la ayuda económica. Nos lo pide el Señor.

+ Bernardo Álvarez Afonso
obispo de Tenerife

Es responsabilidad de todos

Que haya o no suficientes sacerdotes es, ciertamente, responsabilidad del obispo, de los presbíteros, de los diáconos…, pero, al mismo tiempo, de todo el pueblo fiel, de todos cuantos formamos la Iglesia diocesana, de cuantos vivimos en nuestros pueblos y ciudades. Ayudemos a los jóvenes a formularse la pregunta: Sacerdote, ¿por qué no? Si no lo hacemos, puede que ni se la formulen. Ayudémosles y acompañémosles para que sean generosos en responder .

+ Francesc Pardo
obispo de Gerona