María Teresa y Ruggero: Lo mejor que le dimos: la fe - Alfa y Omega

María Teresa y Ruggero: Lo mejor que le dimos: la fe

Estuvieron once años sin poder tener hijos, y luego Dios les dio a una niña santa. María Teresa y Ruggero Badano son los padres de Chiara Luce Badano, una joven de 18 años que murió en 1990 y que ha sido beatificada en Roma recientemente. Nadie mejor que ellos para explicar cómo educar a una hija para que llegue al cielo. Quien espere grandes secretos y estrategias se decepcionará. Transmitir la fe a un niño es más sencillo de lo que parece

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
María Teresa y Ruggero Badano, en el centro de la imagen, durante un encuentro de familias presidido por el Papa

¿Cómo transmitieron la fe a Chiara?
Cuando Chiara era muy pequeña —explica María Teresa—, empecé a hablarle de Dios de una manera muy sencilla, diciéndole que tenía dos papás: a uno lo puede ver, y al otro no; pero a este último le puedes hablar con mucha confianza y decirle todo lo que tienes en el corazón. Después comencé a contarle las parábolas del Evangelio, como la de los trabajadores que son enviados a la viña, y unos dicen sí y otros no, y ella las escuchaba siempre muy atenta.

También empezábamos con las oraciones desde pequeña, como la oración Ángel de Dios, que es una pequeña plegaria que rezan los niños en Italia. Antes de ir a la cama, le hacía el signo de la cruz, rezábamos a Jesús y luego se dormía.

Un día, antes de ir al parvulario, cuando tenía 5 años, empezó a rezar una pequeña oración que yo no le había enseñado: Inicio un nuevo día, lo recibo de ti como un regalo, protege a mi papá y a mi mamá, y devuelve la paz al mundo para que todos seamos hermanos. Ella iba a la escuela rezando esta oración; era una cosa bellísima. Todo esto era algo muy importante para ella, porque empezaba a habituarse a caminar junto a este papá que ella no veía.

Más adelante, cuando tenía 9 años, Chiara se encontró con el movimiento de los Focolares. Ello fue fundamental en su vida. Hasta el día anterior a su partida al cielo permaneció fiel a las enseñanzas y belleza de fe que allí vivía.

¿Cómo vivían la fe en casa?
Nosotros, sus padres, rezábamos mucho. Mi marido y yo rezábamos juntos todos los días, y ella nos oía desde bien pequeña. Aunque estuviera jugando o distraída, pienso que para ella fue muy importante que su padre y su madre rezaran juntos. Y luego, cuando empezó a ir con los focolares, empezó a rezar en casa con nosotros las primeras diez Avemarías del Rosario.

¿Cómo celebraban la Navidad?
En Navidad, nosotros nos centrábamos mucho en la figura de Jesús, que viene a la tierra por amor y para que los niños lo puedan conocer. Poníamos también el belén con mucho cuidado junto a Chiara, y vivíamos esos días de un modo muy profundo. Recuerdo que Chiara se ocupaba de cubrir al Niño Jesús con paja para que no tuviera frío. También queríamos que los regalos de estas fechas fueran regalos pequeños, para que no superasen el significado de la Navidad, de la venida de Jesús que se hace niño.

¿Qué consejo daría a los padres que quieren pasar la fe a sus hijos?
La fe se transmite con el testimonio. No hace falta hablar mucho. Cuando nació Chiara, después de 11 largos años de matrimonio, entendimos que era una gracia de Dios y que teníamos que darle lo mejor, y que lo mejor que podíamos darle era la fe. Entendimos que Chiara, antes que hija nuestra, era hija de Dios.

Para llevar a tus hijos al cielo:
  • Primero vivamos nosotros mismos una relación profunda con Dios: si damos importancia a Dios, Dios será importante para nuestros hijos.
  • Procuremos no vivir solos la fe: unirnos a un grupo, a una comunidad en la que alimentarnos y vivir.
  • La familia que reza unida…: los padres deben rezar juntos, y también con los hijos, todos los días.
  • Sólo el amor es digno de fe: quiéreles como el Señor los quiere, y ellos darán crédito a tus palabras, y a la Suya.
  • No reducir la fe a una moral: el Niño Jesús también nos quiere cuando somos malos: éste puede ser el primer encuentro de un niño con la misericordia de Dios.
  • Apaga la tele, y ojo con Internet: la mayor parte de sus contenidos son una contracatequesis. Cuando no lo son, quitan tiempo para hablar y estar juntos. Y lo que no es bueno para un niño, tampoco lo es para un adulto: somos lo que vemos, y eso es lo que al final transmitiremos.
  • Vivir la vida y explicarla desde una perspectiva sobrenatural: debemos confiar en Dios ante la falta de trabajo, darle gracias por lo que tenemos, rezar por quienes no tienen nada o están enfermos…
  • Hay que recuperar las devociones diarias: vivir la fe es más que ir a misa; hay que bendecir la mesa, ir a saludar a la Virgen después de la Eucaristía, rezar por la mañana, por las noches, cuando se inicia un viaje, montar el belén y rezar delante de él, ir a la Misa del gallo
  • Recupera el Rosario y rézalo con tus hijos: no hay mejor atajo que María para llevarnos a Dios.
  • Tus hijos son más de Dios que tuyos: recuerda la responsabilidad que Dios te ha dado al confiarte su custodia en esta vida. Tu primera tarea como padre: intentar llevarles al cielo.
  • No desesperes: si las cosas no salen como esperas, recuerda que, si tú los quieres mucho, Dios los quiere todavía más; no pueden estar en mejores manos, y Él maneja los tiempos.