La Iglesia se juega mucho en Irak - Alfa y Omega

La Iglesia se juega mucho en Irak

La Iglesia seguirá ayudando a personas de otras religiones en Irak, pero los católicos tienen un deber especial de auxiliar a sus hermanos en la fe, en peligro de ser borrados del mapa

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Foto: ACN-España

Ayuda a la Iglesia (ACN) Necesitada lanzó en 2014 una campaña de Navidad sin precedentes a para auxiliar a los cristianos huidos a campos de refugiados en el norte de Irak. El objetivo era recaudar en todo el mundo 1,5 millones de euros. Tres años después, ACN lanza una nueva campaña que hace palidecer a la anterior, esta vez con el objetivo de facilitar el regreso de los cristianos a la llanura de Nínive. La fundación pontificia aspira a recaudar 21 millones (dos en España). Si el objetivo no se cumple en estas semanas, se extenderá lo necesario.

Es importante comprender que hay mucho en juego. La presencia de cristianos en Tierra Santa y Oriente Medio se ha diezmado en los últimos años y estos son momentos críticos para, al menos, contener la hemorragia. La Iglesia ayuda y seguirá ayudando a las personas de otras religiones víctimas de la misma violencia, pero los católicos tienen ahora un deber especial de auxiliar a sus hermanos en la fe, que corren el peligro nada menos que de ser borrados del mapa y poner fin a una presencia que se remonta a los orígenes mismos del cristianismo, hasta el punto de que el arameo (la lengua de Jesús) sigue siendo de uso común. Esta debilidad repercute negativamente en el resto de comunidades, ya que los cristianos suelen ejercer de puente entre los distintos grupos étnicos y religiosos, preconizando un concepto de ciudadanía integrador en el que todos puedan sentirse cómodos. Por el contrario, las pulsiones independentistas, por comprensibles que sean en algún caso, amenazan con reavivar los incendios en la región y provocar nuevos desplazamientos masivos de población, dejando a minorías como la yazidí o la cristiana en situación de especial vulnerabilidad. Resulta, por ello, totalmente contraproducente la intención de algunos gobiernos de armar a las milicias cristianas, como no dejan de advertir los obispos locales. La Iglesia no quiere (ni posiblemente podría) protegerse de facciones rivales, sino construir con todos el futuro de un Irak en paz. Pero antes es necesario garantizar la pervivencia de las propias comunidades cristianas.