La reforma del Banco vaticano entra en la Fase II - Alfa y Omega

La reforma del Banco vaticano entra en la Fase II

Jesús Colina. Roma

El Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como Banco vaticano, continúa con su reforma interna, emprendida por el Papa Francisco, a petición de los cardenales durante las Congregaciones generales que precedieron al cónclave. Según los datos que ha hecho públicos el 8 de julio esta institución, en el año 2013 ha ofrecido una contribución de 54 millones de euros a la Santa Sede para poder garantizar su servicio a la Iglesia universal. En ese año, cerró su balance económico con un superávit de 2,9 millones de euros.

Desde la reforma, comenzada entre abril y mayo de 2013, la institución se ha concentrado en la operación trasparencia, a la que los técnicos del Vaticano han calificado con el nombre de Fase I. En este contexto, el Banco ha cerrado las cuentas bancarias de 3.355 clientes, considerados como dudosos o no debidamente autorizados, pues la institución está pensada únicamente como servicio a instituciones eclesiales, y no a organizaciones laicas con ánimo de lucro. El Banco, de hecho, fue fundado por Pío XII, en 1942, con el objetivo de administrar los bienes de personas físicas o jurídicas que tengan por objetivo actividades religiosas o caritativas. Entre otras funciones, la entidad permite a la Santa Sede administrar sus recursos y sirve para financiar a las Iglesias con mayores necesidades económicas situadas en los países más pobres.

Aunque popularmente es conocido como el Banco vaticano, técnicamente no lo es, ya que el Instituto para las Obras de Religión no tiene fines de lucro y tampoco presta dinero o realiza inversiones directas. Hasta ahora tenía la obligación de mantener la capitalización de la entidad y el dinero de sus clientes, por lo que el capital recibido lo ha invertido en bonos de Estado, en obligaciones y en el mercado interbancario. El IOR cuenta con casi 19.000 usuarios, de los cuales unos 5.200 son instituciones católicas, que tienen la titularidad de más del 85 % de los fondos administrados; y 13.700 son personas entre las que se encuentran religiosos, empleados de la Ciudad del Vaticano y otros autorizados, como pueden ser los enviados diplomáticos ante la Santa Sede.

Tras la operación transparencia, comienza ahora la Fase II en la reforma del IOR, es decir, «la integración del Instituto en el nuevo contexto económico-administrativo» que el Papa ha establecido con la nueva Secretaría para la Economía de la Santa Sede, cuyo Presidente es el cardenal australiano George Pell, que tiene por objetivo armonizar las políticas de control sobre la gestión económica del Vaticano.

El IOR afronta esta nueva fase con nueva dirigencia. Al cierre de esta edición, se daba como inminente el nombramiento del francés Jean-Baptiste de Franssu como Presidente, en sustitución de Ernst von Freyber. De Franssu ha sido Presidente de la Asociación Europea de los Fondos de Inversión (EFAMA).