Escuela de liderazgo - Alfa y Omega

Escuela de liderazgo

José Francisco Serrano Oceja

Vasili Grossman escribió que «vivir significa ser un hombre libre». En no pocas ocasiones hemos oído que vivimos días de ausencia y carencia de liderazgo y que el liderazgo personal, en la sociedad, se ha disuelto en una forma de medianía. Incluso se ponen en duda las características que deben tener los líderes, los procesos de formación en los que se sumergen o las relaciones que deben establecer con la sociedad y con sus grupos de referencia. Por eso es muy oportuno este libro de quien es hoy uno de los intelectuales cristianos más agudos, eruditos y activos de nuestro panorama español, el catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos Enrique San Miguel.

El liderazgo, según este profesor y tal y como lo presenta en este pequeño pero enjundioso libro de Digital Reasons, consiste, esencialmente, en formar para la vida o, lo que es lo mismo, para la libertad. Sin embargo, no hay libertad sin inteligencia y sin comprensión. Y no hay vida ni libertad sin imaginación. La inteligencia y la comprensión no son recursos pasivos. Existen en acción. La inteligencia retirada del mundo no ha revestido, nunca, ninguna aportación significativa a la causa de la emancipación humana, emancipación material, pero también, de las conciencias. La primera regla del formador para el liderazgo es, según este libro, tener el coraje, la audacia y la determinación de vivir en plenitud la opción cristiana. Asumir que el cristianismo no propone una alternativa convencional. Que el cristianismo exige una permanente salida del conformismo, una vida en salida. Que el cristianismo obliga a no bajar nunca los brazos, a no abandonar nunca la lucha. Aunque, a veces, pueda acuciarnos la tentación del desistimiento. François Mauriac advertía en sus Memorias interiores que el desaliento del cristiano, tomando como referencias a figuras tan eminentes como santa Teresa de Jesús o Blaise Pascal, no es en absoluto incompatible con la intangibilidad de la esperanza.

Por eso, el éxito de este libro, manual de liderazgo, radica también en la creatividad e imaginación con la que está escrito. Cada capítulo no es solo la reflexión sobre un valor o virtud del líder, es la muestra del ejemplo de un nombre concreto, conformando así un mosaico muy atractivo con los siguientes elementos: La seductora coherencia, Pasternak; El absoluto desinterés, Charles de Gaulle; Entrar en la escena del otro, Umberto Eco; La prueba, J. Fitzgerald Kennedy; La vida misma es libertad, S. Zweig; El teatro de la historia, Francois Mauriac; Pensamiento práctico y fuerza idealista, Martín Luther King; Aprender el oficio de hombre, David Lloyd George; Lo opuesto al diálogo, Albert Camus; Tiempo y esperanza, paciencia y coraje, Eduardo Frei Montalva. Y una añadidas reflexiones finales sobre la participación como el nombre contemporáneo del amor, en las que se dice, por ejemplo, que la forma adecuada de estar en el mundo es entregarse a los demás. Entender esa entrega como vocación y superar el tiempo que Sergio Micco definió como «el largo primado de la contemplación sobre la acción». Prevalecer a través de la fragilidad y reaccionar con caridad ante las intermitencias del corazón. Entre otros motivos, porque el corazón obedece a la pasión por existir, la pasión que da sentido a la vocación de servició. Pasión de humanidad plena. Para el cristiano la vida es, como decía Joan Sales, «una larga batalla por la inocencia». Pero la batalla por la inocencia es también, una larga batalla por la responsabilidad, es decir, por la creatividad, la imaginación y la verdad. Como decía Emmanuel Mounier, nuestra misión es salir a «dominar la historia en vez de sermonearla».

El oficio de hombre. Liderazgo y compromiso cristiano
Autor:

Enrique San Miguel

Editorial:

Digital Reasons