Un periodista, nuevo Secretario General de la CEE - Alfa y Omega

Un periodista, nuevo Secretario General de la CEE

Por amplia mayoría, y sin necesidad de más de una votación, la Asamblea Plenaria ha elegido nuevo Secretario General al José María Gil Tamayo, sacerdote y periodista. El elegido se encontraba en Badajoz, junto a su madre, cuando le comunicó la noticia por teléfono el cardenal Rouco

Ricardo Benjumea

«Os agradezco vuestras oraciones y felicitaciones por este difícil encargo que me han encomendado los obispos españoles. Dios ayudará!!», era el mensaje que lanzaba el sacerdote José María Gil Tamayo desde Twitter, en respuesta a las innumerables felicitaciones que ha recibido por su nombramiento como Secretario General de la Conferencia Episcopal.

La noticia le fue comunicada por teléfono, inmediatamente después de la votación, por el presidente del episcopado, el cardenal Rouco, mientras el sacerdote, de la Prelatura del Opus Dei, se encontraba en Badajoz junto a su madre, «hecha un mar de lágrimas, muy nerviosa», según contó Isidro Catela, director de la Oficina de Información, al comentar la elección a la prensa.

Para la elección, no hizo falta más que una votación, a parte de la preceptiva de escrutinio. Los obispos de la Plenaria le eligieron a la primera por una mayoría de 48 votos. Monseñor Ginés Ramón García Beltrán, obispo de Guadix, obtuvo 17 votos, y monseñor César Augusto Franco Martínez, 12. Hubo 2 votos en blanco.

Catela declinó entrar en valoraciones sobre el resultado la votación, pero sí dijo que «los datos cantan, son evidentes», y muestran que ha habido «un consenso muy amplio» y «un gran sentido de comunión entre los obispos». Además, definió también al nuevo Secretario General como «una persona muy conocida y querida en la casa», la Conferencia Episcopal, donde, durante 13 años, fue director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social.

Conocido comunicador

Gil Tamayo será el rostro de la Iglesia durante los próximos 5 años, pero su cara ya es bien conocida por la opinión pública. Durante el último cónclave, en el que fue elegido Francisco, fue adjunto para lengua española del Portavoz de la Santa Sede, responsabilidad que ya había desempeñado junto al padre Lombardi unos meses antes, durante el Sínodo para la Nueva Evangelización. En declaraciones a la agencia Europa Press, el director de la Oficina de Información felicitó el miércoles efusivamente a Gil Tamayo, a quien considera «un colega y un amigo».

Como periodista, el sacerdote extremeño es colaborador de L’Osservatore romano, es miembro del Consejo de Administración de la Cadena COPE y colabora con diversos medios, entre otros, Alfa y Omega. En la Curia Romana, es Consultor del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales.

Una de las cuestiones sobre las que se especulaba en las últimas semanas es que quien fuera elegido Secretario General dejara en otras manos la portavocía del episcopado, como ya sucedió en tiempos de monseñor Fernando Sebastián, entre 1982 y 1988. La pregunta le fue planteada en varias ocasiones a Isidro Catela, que se limitó a aclarar que la portavocía es una más de las muchas funciones del Secretario, y que es él quien debe decidir, en caso de que decidiera desprenderse de ella. A la vista del claro perfil comunicador del padre Gil Tamayo, sin embargo, la pregunta parecía responderse sola.

Además, Gil Tamayo es canónigo de la Catedral Metropolitana de Badajoz, párroco de la parroquia de San Juan Bautista de Badajoz y Delegado episcopal para el Patrimonio Cultural y miembro del Consejo del Presbiterio, y da clases en varias universidades, como San Dámaso (Madrid), CEU San Pablo, la Pontificia de Salamanca, la Universidad de la Santa Cruz (Roma), la Universidad de Navarra, la Universidad Católica de Chile o en la Diplomatura en Comunicación Social promovida por las diócesis de Cuba.

La terna de la Permanente

La elección del nuevo Secretario General era la decisión más esperada de la Asamblea Plenaria que se celebra esta semana en Madrid. En la tarde del martes, en una reunión ad hoc para este asunto, se reunió la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, con el encargo de elevar una terna a la Plenaria.

Tal como marcan los estatutos, los primeros nombres tenidos en consideración llegaron presentados por el aval de, al menos, 10 obispos. Éste fue el caso del sacerdote José María Gil y del obispo de Guadix. La Permanente dio su voto favorable a ambas candidaturas. Y estudió otros nombres para completar la terna. El elegido fue el obispo auxiliar de Madrid monseñor César Franco.