Los cardenales aprueban el milagro para que Pablo VI sea santo - Alfa y Omega

Los cardenales aprueban el milagro para que Pablo VI sea santo

La Congregación para las Causas de los Santos aprobó este martes el milagro atribuido a la intercesión de Giovanni Battista Montini: la curación de Amanda, un bebé que se encontraba en el vientre de su madre. Falta solamente la decisión final del Papa Francisco y el anuncio de la fecha de la canonización, que probablemente será en octubre

Redacción
Papa Pablo VI

Pablo VI será santo. La reunión de los obispos y cardenales de la Congregación de los Santos aprobó este martes unánimemente el reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de Giovanni Battista Montini. Ahora solo faltan la aprobación de Francisco y el anuncio de la fecha para la canonización, que probablemente tendrá lugar en octubre.

El milagro que servirá para hacer santo al Pontífice de Brescia —fallecido en Castel Gandolfo hace cuarenta años— es la curación de Amanda cuando todavía estaba en el vientre materno. Su madre, embarazada de cinco meses, presentaba una patología que comprometía la vida del bebé y la suya propia. Ante el riesgo de muerte, la madre fue a rezar ante la tumba del Papa Montini pocos días después de su beatificación. Así, el riego desapareció y la niña nació completamente sana.

Tras el estudio pertinente, la imposibilidad para explicar la curación fue atestada en 2017 por la Consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos y, seguidamente, analizada y aprobada por los teólogos.

El último paso que faltaba para la canonización era el que se ha dado este martes durante la reunión cardenalicia. Ahora el cardenal prefecto, Angelo Amato, llevará el voto de los obispos y cardenales al Papa Francisco. La decisión final será del Pontífice, que anunciará en un Consistorio la fecha de la canonización. La ceremonia será celebrada en Roma probablemente en octubre durante el Sínodo de los jóvenes.

21 de octubre, posible fecha

En diciembre del año pasado, la revista diocesana de Brescia incluso lanzó la hipótesis de una posible fecha: «En este punto la certeza es casi más que una esperanza. El mes de octubre podría ser el adecuado. Del 3 al 28 de octubre se celebrará en Roma la XV Asamblea ordinaria del Sínodo de los obispos sobre los jóvenes y llegarán al Vaticano religiosos de todo el mundo.

¿Qué mejor ocasión para canonizar, después de a san Juan Pablo II, ante una porción tan consistente del colegio episcopal, al otro Pontífice del Concilio Ecuménico Vaticano II? Sería probable en uno de los primeros tres domingos de octubre, aunque la fecha más confiable podría ser la del 21 de ese mes.

El Papa del concilio

El Papa Montini, que nació en 1897 y falleció en 1978, fue el Pontífice que llevó a término el Concilio Ecuménico Vaticano II y logró a cerrarlo prácticamente con la unanimidad de los consensos sobre los documentos votados. Inauguró también la época de los viajes apostólicos en el mundo, vivió los años de la crisis post-conciliar. Al beatificarlo, Francisco, que a menudo cita el magisterio montiniano, dijo: «En este día de la beatificación del Papa Pablo VI, me vuelven a la memoria sus palabras, con las que instituyó el Sínodo de los obispos: “Escrutando atentamente los signos de los tiempos, tratemos de adaptar las vías y los métodos a las crecidas necesidades de nuestros días y a las condiciones mutadas de la sociedad”».

Bergoglio agradeció a Pablo VI por su «humilde y profético testimonio de amor a Cristo y a su Iglesia» y recordó que «el gran timonel del Concilio, después de la clausura del encuentro conciliar, escribió: “Tal vez el Señor me ha llamado y me tiene en este servicio no tanto porque yo tenga alguna actitud, o para que yo gobierne o salve a la Iglesia de sus presentes dificultades, sino para que yo sufra algo por la Iglesia, y que quede claro que Él, y no otros, la guía y la salva”. En esta humildad, concluyó Francisco en esa ocasión, «resplandece la grandeza del beato Pablo VI que, mientras se perfilaba una sociedad secularizada y hostil, supo conducir con sabiduría clarividente (y a veces en soledad) el timón de la barca de Pedro sin perder nunca la alegría y la confianza en el Señor».

Vatican Insider / Redacción