¿Laicos al frente de comunidades religiosas? - Alfa y Omega

¿Laicos al frente de comunidades religiosas?

No es una utopía. El V Encuentro de Laicos y Religiosos en Misión Compartida, organizado por CONFER, ha estado centrado en el ejercicio de la responsabilidad indistinta de seglares y consagrados en obras, proyectos y comunidades

Ricardo Benjumea
Uno de los talleres de la V Jornada de Laicos y Religiosos en Misión Compartida. Foto: CONFER

Más de 300 personas en representación de cerca de 60 congregaciones religiosas participaron el sábado en el V Encuentro de Laicos y Religiosos en Misión Compartida, centrado en el liderazgo. La cita, organizada por CONFER, se celebró en el colegio de Maravillas de Madrid.

«Después de reflexionar otros años sobre qué es y qué no es misión compartida, sobre qué significa que laicos y religiosos compartamos carisma y espiritualidad…, ha llegado la hora de hablar de quién dirige un hospital, un colegio o incluso también una comunidad», explica el laico escolapio Guillermo Gómez, miembro del comité organizador del encuentro.

No se trata de utopías ni de simples buenas intenciones para el futuro, resalta. «Hay ya muchas experiencias concretas según este nuevo paradigma; esto es ya una realidad en nuestros ámbitos. Aunque la misión compartida empezara por necesidad, por el descenso de vocaciones religiosas, hay un convencimiento sincero por parte de muchas congregaciones que están intentando enraizarse en la eclesiología de comunión del Concilio, la que mira el futuro con esperanza».

Liderazgo común significa que la responsabilidad última en cada proyecto, obra o comunidad puede corresponderle indistintamente a un laico o a un religioso, pero sobre todo –matiza Guillermo Gómez– implica una «nueva forma de entender el ejercicio del poder». «Hay determinadas perspectivas sobre el liderazgo en el ámbito empresarial que pueden aportar algunas ideas pero no responden al alma, a la esencia de lo que, en último término, es una misión evangelizadora».

En la Iglesia, «líder debe ser el que acompaña, suscita, despierta la implicación de los demás», añade otro miembro del comité organizador, Juan García Calleja, de los hermanos de La Salle. «La formación busca precisamente eso: facilitar la integración de todos en la misión compartida, pero no somos robots. El objetivo no es uniformar».

En el caso de los colegios, «cuando vienen profesores nuevos, hay un programa de formación muy pautado y vertebrado». Lo cual no significa que el punto de destino deba ser igual para todo el mundo. «Los grados de identidad y el sentido de pertenencia no son uniformes», explica García Calleja. «Cada persona es un mundo, y nosotros contemplamos este proceso con flexibilidad, respetando la libertad de la persona y ayudando a que cada cual encuentre su lugar, sabiendo que no todo el mundo es ni piensa de la misma manera. Y que hay muchos grados de implicación». La novedad que ha puesto en valor este encuentro es que cada vez son más las congregaciones que, por principio, no excluyen al laico para ninguno de ellos.