«Dios aprecia a quien admite no tener la fuerza moral para cumplir su voluntad» - Alfa y Omega

«Dios aprecia a quien admite no tener la fuerza moral para cumplir su voluntad»

Ante una situación difícil, «el pastor no tiene que aplicar rígidamente la norma y ya está. Hay que recibir con amor a cada persona, y acompañarla hasta que descubra la voluntad de Dios», explica Gianfranco Ghirlanda, SJ, que este lunes impartió una conferencia en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, en Madrid, sobre La contribución del derecho canónico a la misión de la Iglesia

José Calderero de Aldecoa
Gianfranco Ghirlanda. Foto: Pablo H. B.

Francisco acaba de cumplir cinco años de pontificado y una de las palabras clave durante este lustro ha sido «periferias». Desde su elección, el Papa ha animado constantemente a los católicos a ir en misión hacia las periferias, tanto físicas como existenciales, en las que habita la gente. En ellas, la Iglesia se ha encontrado no pocas situaciones difíciles y, en muchos casos, con circunstancias que no se ajustaban al derecho canónico. Sin embargo, para Gianfranco Ghirlanda, SJ, profesor emérito y exrector de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana, la norma es necesaria, pero antes de la norma está la persona.

Ante un situación difícil, «el pastor no tiene que aplicar rígidamente la norma y ya está. Hay que recibir con amor a cada persona y su dificultad, y acompañarla progresivamente hasta que descubra la voluntad de Dios», explica el jesuita, que este lunes impartió una conferencia en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, en Madrid, sobre La contribución del derecho canónico a la misión de la Iglesia con motivo de la festividad de san Raimundo de Peñafort —patrono de la Facultad de Derecho Canónico de la UESD—. En otras palabras, «no debemos decirle a la persona “esta es la voluntad de Dios y, por lo tanto, tienes que hacer esto”. Sería más adecuado decir “yo te acompaño para que tú descubras cuál es la voluntad de Dios para tu situación”». Ghirlanda considera además que «si se aplica solo la norma sin considerar cuál es la situación de la persona y sin tratar de ayudarla a descubrir la verdad, entonces es inútil poner la norma».

El profesor emérito de derecho canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana pone en valor a la persona incluso cuando esta no sea capaz de cumplir la norma y así lo reconozca. «Si una persona admite que no tiene fuerza moral para cumplir la voluntad de Dios, para mí eso es muy importante y Dios lo aprecia. Si una persona lo reconoce delante de Dios, el Señor tiene misericordia. Lo que rechaza es la mentira. No conocemos los caminos del Señor. Puede que esa persona reconozca su incapacidad el último día de su vida. Tenemos que tener esperanza».

Mentalidad laical

En su pontificado, el Papa también ha tratado de acabar con la mentalidad clerical en la Iglesia, algo que «va despacio», asegura Gianfranco Ghirlanda. «De un día para otro no se cambia la mentalidad de la gente».

Para ayudar a Francisco en este sentido, el jesuita no cree que haya que cambiar el derecho canónico. «Los instrumentos canónicos ya existen, solo falta que los utilicemos». En la Iglesia ya existen, por ejemplo, los consejos parroquiales, donde los laicos deberían tener un papel importante. Sin embargo, «hay párrocos que no los utilizan o, si lo hacen, acuden a las reuniones con los laicos con todo ya decidido». La diferencia es grande, apunta, «con los sacerdotes que se toman en serio la participación de los laicos y utilizan los instrumentos que ya existen para ello».

Antes de concluir, el profesor admite que «habrá que pensar nuevas fórmulas canónicas, pero mientras tanto podemos utilizar las que ya hay». Por otro lado, señala que «no tener mentalidad clerical no significa que el obispo o el párroco no tengan que gobernar. Cada uno tiene que asumir su propia responsabilidad y no descargarla sobre los otros».