Defensa del bien común - Alfa y Omega

Aunque a la luz de los datos macroeconómicos comienza a trasladarse la idea de que la crisis ha terminado, constatamos que sus efectos más graves no han desaparecido. Una eventual salida de la crisis dejaría una sociedad más desigual y precaria.

Los miembros de Cáritas queremos apostar por construir una sociedad que ponga en el centro a las personas y donde la economía esté a su servicio. Que apueste por reafirmar los valores comunitarios de solidaridad y fraternidad, para sostener una sociedad ética y democrática. Que fortalezca su compromiso con los países del sur. Que se abra a la realidad de un mundo global y sin fronteras. Que se base en la corresponsabilidad: las Administraciones públicas son responsables de implementar políticas y dotarlas de recursos para garantizar un Estado de bienestar de calidad. La sociedad civil debe jugar un rol proactivo y comprometido en defensa del bien común, velar porque el Estado desarrolle su función y asumir un liderazgo ético en la defensa y la construcción de un proyecto social compartido. El mercado debe cumplir con su responsabilidad social a favor del bien común y no pretender sacar provecho. Y las personas deben orientar sus vidas hacia actitudes de vida más sencillas y modelos de consumo más sostenibles.

En este contexto, queremos ser una Cáritas que camine con la mirada puesta en Cristo y los pobres. Esto nos obliga a salir a las periferias para acompañar a los excluidos. También a hacer incidencia pública para denunciar las estructuras de injusticia, de dolor y de sufrimiento, y realizar propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje del Evangelio. A no sustituir la acción de las Administraciones públicas, desde una convicción del cuidado de lo común, sustentado en los principios de subsidiariedad y solidaridad. A apostar por el diálogo con los Gobiernos para poder incidir en las políticas sociales. Queremos implicarnos también con los movimientos sociales y desarrollar iniciativas conjuntas con las empresas. Y reafirmar la dignidad de todas las personas desde los principios de la doctrina social de la Iglesia.

De la Declaración final de la Asamblea General de Cáritas