José Ignacio Moreno: «Debemos convencernos de la importancia de un buen profesor en la vida de mucha gente» - Alfa y Omega

José Ignacio Moreno: «Debemos convencernos de la importancia de un buen profesor en la vida de mucha gente»

«Los alumnos están deseando hacer algo grande con su vida», pero «necesitan ánimo y exigencia para hacerles ver lo hermosa que es la aventura del saber». José Ignacio Moreno Iturralde, profesor con más de 30 años de experiencia, ha publicado Educar con cabeza y corazón. Sugerencias para profesores en Digital Reasons (en versiones digital y papel)

Enrique Chuvieco

Con más de 30 años de experiencia, acaba de publicar Educar con cabeza y corazón. ¿Sigue poniendo en práctica lo que dice este título?
Asistí hace tiempo a una conferencia del que fue la primera persona que obtuvo, en España, el título de doctor en Pedagogía: Víctor García Hoz. Comentó una sencilla historia: un chaval llegaba a casa, después del día en el colegio. Su madre le preguntó cómo había ido la jornada; y el muchacho respondió: «Hoy no lo he hecho bien, pero mañana lo voy a hacer mejor». Me siento muy identificado con ese chico. Procuro hacer lo mismo: con la cabeza y con el corazón.

¿Qué características debe tener el oficio de ser profe?
Pienso que hay que saber bastante de la asignatura que se explica. Esto ayuda a ilusionarse con la materia y a transmitirla de un modo vivo y ordenado. También hay que procurar ganarse el respeto de los alumnos. Otra cuestión es actualizarse en métodos de enseñanza. Estamos en un momento clave de renovación de la enseñanza, con un horizonte enriquecedor de comunicación de conocimientos, gracias a las posibilidades tecnológicas. Por otra parte, hay que procurar querer a los alumnos, preocupándonos sinceramente por sacarles adelante. En este sentido, es conveniente charlar de vez en cuando con alguno de ellos y hablar en alguna ocasión con sus familias. Muchos colegios tienen un sistema organizativo que permite hacer posible esta idea con todos los alumnos y alumnas. ¡Ah!, otra muy importante: luchar por no desanimarse. Convencerse de la enorme importancia que tiene un buen profesor para la vida de mucha gente.

¿Ha habido un cambio radical en lo que respecta a la disciplina en las aulas?
A mí no me parece que exista un cambio tan radical. A la edad de ellos, cuando era alumno, había algunos tipos especialmente gamberros y conflictivos: yo mismo. Hay edades que exigen especial autoridad y disciplina: esto es clave. Pero chicos y chicas saben si les aprecias o no. Es compatible exigir al alumno, por supuesto también en disciplina, y querer sacar lo mejor de él.

Algunos profesores se quejan de que sus alumnos están desmotivados para adquirir conocimientos. ¿Es esa su experiencia?
Los alumnos están deseando hacer algo grande con su vida. Necesitan ánimo y exigencia para hacerles ver lo hermosa que es la aventura del saber, y la libertad y seguridad que ofrece. Hay que poner en juego su libertad. Un ejemplo: cuando hay algo de una asignatura que yo no entiendo, les hago llegar a tener los conocimientos que les sitúan en mi duda. Entonces les pregunto cómo lo resolverían. Siempre me han ofrecido respuestas muy interesantes.

¿Cómo propondría aumentar el interés de los alumnos en su propia enseñanza?
Empezaría con saber aprender de tantos buenos profesores que se cruzan en nuestra vida. Seguiría por sugerir que el profesor «viva su asignatura», que transmita algo entusiasmante. Es importante poner en relación la materia con la vida cotidiana de los alumnos, al menos de vez en cuando. Luego está la exigencia de hacerles trabajar en tareas más monótonas, pero necesarias. El profesor tampoco puede estar en un entusiasmo constante, porque acabaría agotado. También destacaría la necesidad de hacerles participar con sus trabajos en el transcurso de las clases. Esto puede lograrse con trabajo cooperativo, con exposiciones de ellos en el aula, y con preguntas que pongan a juego su ingenio.

En su libro, subraya que ha compartido muchos momentos lúdicos con sus alumno. Ese «colegueo», ¿favorece la relación profesor-alumno?
Un profesor puede ser amigo de sus alumnos con amistad de profesor, que no es la misma que la amistad entre iguales. La amistad es posible cuando hay objetivos comunes, y esto es real entre alumnos y profesores. Lo que sería equivocado es buscar una amistad como si el profesor fuera un joven o adolescente más.

Se habla mucho de insuflar valores en la educación, pero observamos muchas conductas asociales en las aulas, de manera significativa el acoso escolar. ¿Qué cree que está fallando?
Estoy convencido que el instituto o colegio solo puede secundar a las familias. Padre y madre son insustituibles. Si se ayuda más a las familias a conservarse fuertes, la educación irá mucho mejor. Por otra parte, los medios de comunicación —a los que debemos muchas cosas buenas— suelen centrarse en lo que hace ruido, en lo llamativo; con frecuencia se trata de cosas negativas. No es noticia que millones de madres y padres lo pasen estupendamente con sus hijos muchas veces; pero es algo muy real.

Subraya en su libro que estar en el mundo es algo muy positivo y que, a veces, los chicos y chicas reciben mensajes sobre el sinsentido de la vida o sobre buscar solo el provecho propio. ¿En qué hay que incidir para revertir estos enfoques?
Le pondré un ejemplo. Volviendo de una larga excursión en el monte había una hilera de pinos. Uno era deforme: su tronco subía un poco, luego se ponía paralelo al suelo, y después volvía a subir en vertical. Era el único pino en el que el caminante se podía sentar; el pino más útil de todos. Pienso que una frase clave de la vida es esta: «Resulta que es al revés». Los chicos entienden y valoran este mensaje.

¿Cree que los valores cristianos siguen teniendo interés para proponer a los alumnos? ¿Usted cómo lo hace?
Cuando uno está hasta las narices de tal o cual alumno, a mí me viene bien preguntarme… ¿Y lo que me aguantan a mí? El cristianismo cree en un Dios que nos quiere y perdona. Por este motivo hay que saber perdonar y pedir perdón: se trata de un factor liberador. Esto educa con fuerza a los alumnos. Pienso que también el cristianismo ofrece un realismo propicio para el buen humor; algo que se agradece en la enseñanza y en cualquier tarea.

Educar con cabeza y corazón. Sugerencias para profesores
Autor:

José Ignacio Moreno Iturralde

Editorial:

Digital Reasons

Año de publicación:

2018

Páginas:

176

Precio:

12 €