Princesa entre los sin techo - Alfa y Omega

Princesa entre los sin techo

Redacción
La duquesa de Kent, aristócrata y servidora

La elegante aristócrata vestida de raso blanco y con una diadema en la cabeza, que sale en Rolls Royce de su palacio de Kensington, o que entrega el trofeo al tenista vencedor de Wimbledon, es la misma señora que, con un jersey de lana raído y con el pelo secado en casa, se encarga de cocinar para los transeúntes del Passage, el centro para los sin techo y alcohólicos erigido por el cardenal Basil Hume en Londres. Incluso se atreve a atentar contra las normas del protocolo regio, que impone una cierta distancia, ofreciendo su mano a un alcohólico.

Es Katherine Worsley, de 64 años, esposa de Edward Kent, primo de la reina Isabel II de Inglaterra. Ambos tienen tres hijos, George, Helen y Nicholas, y cinco nietos. La duquesa de Kent fue admitida en el seno de la Iglesia católica en enero de 1994, en Roma.

Como ella misma relata al Daily Telegraph, nunca pudo soportar el dolor de haber perdido a un hijo. Nunca pude imaginar qué devastador podía ser dar a luz a un niño sin vida. Intenté refugiarme en mis deberes públicos para huir de aquel terrible sufrimiento, pero fue un error.

Dos años después, entró en una fuerte depresión, y se retiró de todas sus tareas públicas. Salió de su enfermedad, pero desde aquel lejano 1979, los placeres y deberes de la rutina real ya no fueron capaces de llenarla.

Las preguntas que surgieron tras la muerte de Patrick (así fue bautizado el niño muerto) no parecen haber encontrado aún respuesta. Katherine, educada en la Iglesia anglicana, afirma haber descubierto que la fe católica le ofrece un refugio más seguro. Sentía una gran necesidad de pertenecer a Alguien.

La Iglesia católica me garantiza el sostenimiento, el calor y la seguridad de una comunidad unida. Y me da, además, reglas para la vida de todos los días de la vida. Me alegra saber que se espera algo de mí.

El sacerdote que dirige el centro pastoral de los sin techo, Vladimir Felzmann, que conoce bien a la duquesa de Kent, afirma: Estoy seguro de que algunos miembros de la familia real la consideran un poco excéntrica. Ellos se sacuden las tareas de palacio volcándose con la caza o la hípica; Katherine, en cambio, tiene el valor de salir, de caminar entre los demás, como una persona cualquiera.

En la BBC, durante una de las rarísimas entrevistas que ella ha concedido, esta vez para ayudar al Passage a encontrar nuevos voluntarios, la duquesa ha explicado por qué no le basta con prestar su título nobiliario para recoger fondos, o presidir veladas de beneficencia. La caridad, ha dicho, quiero hacerla con mis manos y con mi voz.

Mi conversión fue un gesto —ha contado la duquesa de Kent a Famiglia Cristianadebido a las personas que he encontrado, en particular el cardenal Basil Hume. Me atraían su humildad y su gentileza.