«Ser vientre de alquiler fue una pesadilla. Se enfadaron porque fui a Urgencias sin permiso» - Alfa y Omega

«Ser vientre de alquiler fue una pesadilla. Se enfadaron porque fui a Urgencias sin permiso»

Cuando el matrimonio para el que gestaba a dos niñas empezó a imponer decisiones a Toni, a acosar a su familia y a dirigirle a ella y su marido insultos racistas, Toni decidió que no podía dejar que las bebés se criaran con ellos. El Tribunal Supremo de Iowa le ha quitado la razón, pero ella va a intentar seguir con su lucha

María Martínez López
Foto: Des Moines Register

En febrero de este año, el Tribunal Supremo del estado de Iowa (Estados Unidos) sentenció que Paul y Chantele Montover podían quedarse con Baby H. Los Montover habían contratado a una mujer para que gestara a la niña, que en agosto cumplirá dos años. Pero, después de dar a luz, la gestante reclamó a la niña para sí.

En la sentencia, el tribunal afirmaba que «invalidar los contratos de subrogación privaría a las parejas infértiles de la oportunidad de educar a sus propios hijos biológicos y limitaría la autonomía personal de las mujeres que desean servir como subrogadas para gestar y dar a luz a un bebé que sea criado por otros padres que lo quieran».

Durante el juicio la gestante permaneció en el anonimato. Solo se la conocía por sus siglas, T. B. Sin embargo, hace pocos días rompió su silencio en una entrevista concedida a Jennifer Lahl, del Center for Bioethics and Culture Network (CBC) y promotora de la plataforma internacional Stop Surrogacy Now.

Desde hace un año, Lahl ha ofrecido asesoramiento y apoyo humano a Toni, como se llama la gestante. Ahora, la joven ha querido explicar públicamente los motivos que la llevaron a intentar que se anulara el contrato que la obligaba a entregar a Baby H.

Una decisión «improvisada»

En la entrevista, realizada por Skype, Toni reconoce que la decisión de ser vientre de alquiler fue «improvisada. Mi marido y yo pensábamos que solo podíamos tener hijos mediante fecundación in vitro». Como el coste de esta técnica era elevado, «se me ocurrió que quizá podíamos hacer un ciclo de in vitro para otra pareja, y con eso pagar el nuestro».

Aunque en ningún momento de la entrevista se refiere a los padres de intención por su nombre, los dos casos quedan unidos por la alusión a la niña, Baby H. Los dos matrimonios se conocieron a través de un anuncio de los Montover. Se pusieron de acuerdo en un pago de 13.000 dólares (algo más de 11.000 euros). «Firmamos un contrato, pero lo hice antes de quedarme embarazada, y de conocer su personalidad».

En febrero de 2016, a Toni le implantaron varios embriones creados con el semen del padre de intención y con un óvulo de una donante. Como resultado, se quedó embarazada de gemelas. Y ese fue el momento en el que comenzó «la pesadilla».

Permiso para ir a Urgencias

«Hasta ese momento todo había sido perfecto –recuerda la joven–. Pero en cuanto se confirmó que estaba embarazada» la actitud de los Montover cambió. Continuamente hacían sentir a Toni que «tenía que decir “sí, señora” a todo. Cuando al principio tuve un poco de sangrado y fui a Urgencias, les enfadó. Me dijeron que no era cosa mía tomar ese tipo de decisiones, que me habían contratado y mi deber era informarles de todo y pedirles permiso».

Con el tiempo, denuncia Toni, Chantele Montover «empezó a decirme que estaba loca, que venía de un entorno horrible». A la vista de estos ataques, la joven intentó relacionarse más bien con Paul. Tampoco funcionó. «Llegó a decirme que no querían que mi marido estuviera en el hospital conmigo», si ingresaba o en el momento de dar a luz.

«En ese momento me di cuenta de que teníamos que buscar un abogado, porque no soportaba hablar con ninguno de los dos. Pero, a pesar de todo, seguía teniendo la intención de darles a las bebés». La cosa, con todo, no quedó ahí. Toni cuenta que de repente empezaron a seguirlos, a intentar entrar en su casa mientras estaban fuera, e incluso a ponerse en contacto con sus parientes.

Foto: CBC-Network

Comentarios racistas

«La gota que colmó el vaso», subraya, fue cuando empezaron los insultos racistas. «El padre de intención contactó con mi cuñada a través de Facebook, y le dijo que no sabía que mi marido era un sucio mexicano, y que no le querían en esto. Un par de días después, por teléfono, me dijo esa palabra que empieza con n-». Toni se refiere a nigger, un término altamente ofensivo para los afroamericanos, que se podría traducir como negrata. «Eso me hizo decidir que no podía darles a las niñas. Era mi deber protegerlas».

A los seis meses de embarazo, Toni se puso de parto de forma prematura. Las dos niñas nacieron vivas mediante cesárea, pero una de ellas murió a los pocos días. El matrimonio no informó a los Montover. Pero estos se enteraron y reclamaron a Baby H, como se la ha llamado durante los procedimientos judiciales.

La sentencia se basaba en que la niña era genéticamente hija de Paul Montover, y no tenía ninguna relación genética con Toni. En Iowa, la compra-venta de seres humanos está prohibida, salvo que sea en el contexto de la gestación subrogada.

«No hagáis como yo»

Después de la sentencia del Tribunal Supremo del estado de Iowa, Toni y su marido están dispuestos a continuar su batalla legal. «Sabemos lo que hacemos, y por eso estamos dispuestos a dar un paso más. Esto no está bien. Si dentro de unos años algo le pasara a Baby H, no me lo perdonaría».

De momento, «lo único que puedo hacer es rezar para que la vayan a cuidar bien y no la eduquen en un hogar lleno de odio». En cuanto a lo que pueda pasarle a ellos y los ataques que puedan recibir, «no me preocupa porque no puede ser peor que lo que ya nos han hecho».

Por último, Toni aconseja a cualquier mujer que se esté planteando ser vientre de alquiler o contratar a una que «no lo haga. Entiendo que tú intención sea buena, pero no vale la pena la posibilidad de que pases por lo que yo y tantas otras hemos pasado».