La Iglesia mexicana cambia el paso y colaborará con víctimas de abusos - Alfa y Omega

La Iglesia mexicana cambia el paso y colaborará con víctimas de abusos

La archidiócesis primada del país anuncia una inédita colaboración con SNAP, la histórica organización de denuncia contra sacerdotes culpables de abusos sexuales contra menores

Andrés Beltramo Álvarez
Foto: EFE/Mario Aguiar

El caso de Joaquín Aguilar resulta emblemático. Enemigo de la Iglesia, o al menos considerado como tal hasta hace pocos meses, acaba de sellar una alianza con la archidiócesis primada de México. Como víctima de abusos, y presidente de la más crítica organización de denuncia contra la pederastia, SNAP, decidió colaborar con el nuevo arzobispo, el cardenal Carlos Aguiar, en la prevención de ese flagelo. Un notable cambio de paso. Una sorpresa, posible gracias al fin de la hostilidad que prevalecía contra Aguilar, quien había denunciado judicialmente al cardenal Norberto Rivera Carrera.

El acuerdo fue dado a conocer este lunes 4 de junio en la Ciudad de México, en un comunicado firmado por el presidente en el país de la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) y por la directora de comunicación de la archidiócesis, Marilú Esponda. En el mismo, ambos reconocieron el compromiso del Papa Francisco por hacer «lo necesario para erradicar desde la raíz los abusos que pudieran presentarse en el seno de la Iglesia y de nuestra sociedad».

«Comprometidos con esta visión, la archidiócesis primada de México, junto con la SNAP México, estaremos trabajando para promover iniciativas vinculadas a mejorar y fortalecer prácticas para proteger delito de abuso sexual a los niños, jóvenes y adultos en situación de riego, así como para promover la responsabilidad local en las iglesias y zonas vulnerables», indica la nota.

Juntos para apoyar a las víctimas

Entre las tareas previstas, ambas partes realizarán protocolos de atención ante los casos que se pudieran presentar así como de apoyo a las víctimas, para crear conciencia y educar a la gente sobre la necesidad de proteger los niños y personas en hogares, parroquias, escuelas, hospitales y otras instituciones.

«Queremos manifestar públicamente nuestra disposición para combatir desde la raíz estos lamentables casos y trabajar incansablemente hasta sanar estas situaciones. Somos varias las instituciones que nos congratulamos de trabajar firmar en conjunto este comunicado», apunta.

Hasta ahí la noticia, que tiene un alto valor simbólico. No solo porque es la primera vez que una alianza de este tipo se da en el país que vio nacer al tristemente célebre Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo y abusador en serie. Sino, sobre todo, por la contraparte elegida.

Inesperado compañero de viaje

Aguilar denunció en más de una ocasión al arzobispo emérito de la capital mexicana, Norberto Rivera Carrera. Lo hizo tanto en las cortes de Estados Unidos como en las de México. Eligió dirigirse a los jueces de Los Ángeles porque a quien acusa de haberle abusado, el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, fue enviado muchos años atrás de la diócesis de Tehuacán a esa demarcación eclesiástica estadounidense. Y el obispo que lo envió fue Rivera Carrera, en tiempos previos a su nombramiento como arzobispo primado del país.

Entre otras cosas, la víctima asegura que el cardenal nunca informó al entonces arzobispo angelino, Roger Mahony, sobre los problemas sexuales de Nicolás Aguilar, aunque los conocía. Pero su denuncia por encubrimiento fue desechada por estar fuera de la jurisdicción de los tribunales estadounidenses.

Durante más de una década, el entorno del cardenal Rivera mantuvo una constante hostilidad contra Joaquín Aguilar, llegando incluso a asegurar que este «no sufrió violación alguna». En más de una ocasión, tanto el portavoz episcopal, Hugo Valdemar, como el Colegio de Abogados Católicos afirmaron que las denuncias «son calumnias contra el cardenal» y «carecen de toda credibilidad». En contraparte, el presidente de SNAP replicaba asegurando que la corte estadounidense ordenó en 2007 el pago de una indemnización, retando a la archidiócesis a demandarlo.

Cambios en Ciudad de México

Esta controversia infinita minó lenta pero inexorablemente la credibilidad de la Iglesia mexicana, donde la voz de su cardenal primado es confundida –a menudo– con la representación de todo el episcopado. De ahí que la alianza anunciada sea vista como el signo más tangible de un definitivo cambio de paso impreso por el nuevo arzobispo y también cardenal, Carlos Aguiar Retes. Una línea de comportamiento que sigue el surco trazado en las últimas semanas por el Papa, quien afronta una explosiva crisis interna en la Iglesia chilena a causa de una enquistada «cultura de los abusos» y un «sistema de encubrimiento».

Para remediar los errores del pasado, Francisco acogió en su residencia del Vaticano, la Casa Santa Marta, a tres víctimas consideradas también como «enemigos jurados» de la Iglesia en Chile: Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo. Este último, como Joaquín Aguilar, encabeza un organismo de lucha contra los abusos: la fundación Para la Confianza.

Desde su llegada a la archidiócesis de Ciudad de México, Aguiar Retes ha anunciado una transformación profunda en la gestión pastoral. Como parte de las medidas adoptadas, en los últimos días anunció el cambio de rector en el histórico seminario conciliar, designado como nuevo responsable de esa institución a Federico Altbach, en sustitución de José Guadalupe Godínez Contreras.

Altbach es doctor en teología por la Universidad de Tubinga en Alemania, licenciado en teología por el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos y, desde el 2009, se desempeñaba como rector de la Universidad Lumen Gentium.

Andrés Beltramo / Vatican Insider