Palabra de Papas - Alfa y Omega

No es ningún misterio que el discurso de los Pontífices ha estado íntimamente relacionado con la posición e intereses de la Iglesia en cada momento histórico. Faltaba, sin embargo, un libro que ensamblase esas secuencias: el honor ha correspondido al profesor Alessandro Barbero, profesor de Historia Medieval en la Universidad del Piamonte Oriental, biógrafo de Carlomagno y autor de un ensayo sobre la batalla de Lepanto que se ha convertido en una referencia.

En Las palabras de los Papas, de Gregorio VII a Francisco (Editorial Pasado & Presente), Barbero solo ha necesitado 132 páginas para demostrar con brillantez el trasfondo de esa evolución. Evolución, y a veces ruptura: en la Edad Media desataban controversias de forma sistemática debido a la centralidad de la Iglesia en el debate público. Sin embargo, las reglas cambian a partir del Renacimiento y de la Reforma protestante, periodo en que los mensajes papales pasan a ser más ignorados.

La tendencia se agudizará a lo largo del siglo XVIII y parte del XIX. Es la prueba inequívoca de que la ciencia moderna, la Ilustración y el liberalismo, así como los diferentes procesos revolucionarios se habían convertido en sólidos competidores intelectuales para el magisterio católico y su difusión. De esa convulsa época también cabe destacar la aparición de la encíclica, dirigida a todos los fieles, en sustitución de la bula, cuyo destinatario solía ser un particular.

A finales del XIX se produce un cambio decisivo: «Por primera vez», escribe Barbero, «[los Papas] no lamentan simplemente las novedades del siglo, sino que se reconoce la fuerza de los nuevos problemas, que hay que afrontar y resolver». El ejemplo más nítido de este nuevo planteamiento es la Rerum novarum, publicada en 1891 y que fue la que más repercusión tuvo de las 86 encíclicas escritas por León XIII. El Papa Pecci abrió un camino para movilizar a la opinión pública que han seguido todos sus sucesores: ahí están la Quadragesimo anno, de Pío XI, o la Pacem in terris, de Juan XXIII, que fue el primero en publicar una encíclica dirigida a «todos los hombres de buena voluntad», es decir, no solo a los católicos.

Es costumbre que los Pontífices usen el nos mayestático. Francisco ha sido el primero, en la encíclica Laudato si, en utilizar la primera palabra del singular: «Quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta…». Más en la versión latina se lee «Nunc coram universali vastatione orbis terrarum, singulis terrarum incolentibus dirigere Nos volumus».

Las palabras de los Papas, de Gregorio VII a Francisco
Autor:

Alessandro Barbero

Editorial:

Pasado & Presente