Francisco: «Oriente Medio llora y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas» - Alfa y Omega

Francisco: «Oriente Medio llora y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas»

El Papa reúne en Bari a los líderes cristianos de Oriente Medio para rezar por la paz

Javier Martínez-Brocal

Ya el gesto vale más que mil palabras. En una iniciativa sin precedentes, el Papa Francisco ha reunido este sábado en Bari a una veintena de patriarcas y líderes de Iglesias cristianas de Oriente Medio que a menudo se consideran rivales, para rezar juntos por la paz en esta región.

Pasa con ellos esta jornada en la hermosa ciudad italiana a orillas del Adriático que custodia las reliquias de Nicolás de Mira, un santo muy venerado entre los cristianos de tradiciones ortodoxas y orientales. Con ellos ha celebrado un intenso encuentro de oración y mantenido una larga reunión a puerta cerrada para intercambiar impresiones sobre la dramática situación de Oriente Medio, desde Egipto hasta Turquía, pasando por Israel, Líbano, Siria o Irak.

«Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solo puede tragarse las lágrimas, porque Oriente Medio hoy llora, sufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder y riquezas», ha explicado Francisco en su primer discurso. «La indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia», ha denunciado.

Francisco no se ha ahorrado matices en su diagnóstico: «Sobre esta espléndida región se ha ido concentrando, especialmente en los últimos años, una densa nube de tinieblas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo,migraciones forzosas y abandono, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos. Oriente Medio se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra. Y existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe», ha sentenciado.

Pero «los cristianos son luz del mundo no solo cuando todo a su alrededor es radiante, sino también cuando, en los momentos oscuros de la historia, no se resignan a las tinieblas que todo lo envuelven y alimentan la mecha de la esperanza con la oración y del amor», ha añadido.

Al final de la mañana, tras una reunión de más de dos horas a puerta cerrada, el Papa ha comparecido junto a los demás líderes, ha recordado que «no hay alternativa a la paz» y ha pedido con rostro serio que «quien tiene el poder en Oriente Medio se ponga decidida y sin más dilaciones al servicio verdadero de la paz y no al de los propios intereses».

«Basta de la sed de ganancia»

Francisco ha añadido cuatro peticiones concretas: «¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!».

El Papa no ha escondido que los responsables de las tensiones no necesariamente viven en esta zona del mundo. «Basta de la sed de ganancia que no se detiene ante nadie con tal de acaparar yacimientos de gas y combustible, sin ningún cuidado por la casa común y sin ningún escrúpulo en que el mercado de la energía dicte la ley de la convivencia entre los pueblos», ha añadido Francisco.

Por eso, ha tenido palabras especialmente duras con los gobiernos que «levantan la voz para hablar de paz mientras a escondidas mantienen desenfrenadas carreras de rearme. Es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas».

«No olvidemos las lecciones de Hiroshima y Nagasaki. No convirtamos Oriente Medio en oscuras extensiones de silencio», ha pedido consciente de la posible escalada nuclear en la región.

Según Francisco, «la paz no vendrá gracias a las treguas sostenidas por muros y pruebas de fuerza, sino por la voluntad real de escuchar y dialogar». La fórmula del Papa pasa por «aceptar las razones de los demás y de cuidarse unos a otros». «Solo así, cuidando que a nadie le falte pan y trabajo, dignidad y esperanza, los gritos de guerra se transformarán en cantos de paz», añadió.

Con el Patriarca de Armenia

Un abrazo a cada patriarca

Francisco había llegado a la ciudad a primera hora de la mañana, y se había trasladado inmediatamente a la imponente basílica románica de piedras blancas de San Nicolás. Ante su portón principal recibió con un abrazo a cada uno de los patriarcas o de sus representantes.

Allí estaba el Papa copto, Tawadrós II, el Patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I o el número dos del receloso Patriarca de Moscú, el metropolita Ilarión de Volokolamsk. Después de rezar juntos ante las reliquias de San Nicolás, se trasladaron juntos en un autobús al paseo marítimo de Bari para rezar por la paz en Oriente Medio.

El Papa introdujo la oración con un breve discurso. Los demás, intervinieron con breves oraciones y con un saludo de paz. «Por los hermanos que sufren y por los amigos de cada pueblo y religión, repitamos: La paz contigo», rezaron.

Luego, regresaron a la basílica donde les esperaba una mesa redonda dispuesta con 20 sillas, en la que debatieron a puerta cerrada sobre la situación actual y las posibles iniciativas para llevar la paz a la región y proteger a la minoría cristiana que paga las consecuencias de la violencia.

Efectivamente, hace 100 años, antes de la I Guerra Mundial, los cristianos constituían el 20 % de la población de Oriente Medio. Ahora son sólo el 4 %. Un éxodo dramático precisamente en la tierra donde nació el cristianismo. Ya lo dice el Papa, «Oriente Medio se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra».