«La escuela está muerta» - Alfa y Omega

«La escuela está muerta»

José María del Corral, presidente de la fundación pontifica Scholas Occurrentes, pide «responsables políticos verdaderamente comprometidos con la educación, más allá de las ideologías»

Ricardo Benjumea
El presidente de Scholas Occurrentes, el 2 de julio, en Valencia, con la joven de origen peruano Lorena Araujo. Foto: Scholas Occurrentes

«La escuela, tal como la conocemos hoy, está muerta. Y si la escuela está muerta, ¿qué sentido tiene que cada uno defienda la escuela laica, otro la escuela católica, otro la escuela mormona…?».

El presidente de la fundación pontificia Scholas Occurrentes visitó la semana pasada Madrid, sede europea de la organización, tras acoger en Roma un encuentro de 71 universidades públicas y privadas procedentes de más de 30 países, tan diversos como Israel, Irak, Nigeria, Brasil o Estados Unidos, para debatir sobre cómo abordar el fenómeno de las migraciones desde la escuela y la universidad.

La metodología de Scholas se resume en responder a partir del diálogo, el arte, o el deporte a los problemas reales de adolescentes y jóvenes desde la colaboración entre la escuela pública y la privada, poniendo a trabajar juntos a representantes de diversas religiones e ideologías políticas. Por eso Del Corral no entiende la polémica que ha abierto el Gobierno en España. «¿La religión pasó de moda? No es eso lo que nos están diciendo los chicos».

El problema es que «en la vida real, se nos están muriendo los chicos, muchos se están suicidando. ¿Y a eso pensamos que respondemos con un ordenador por alumno o introduciendo el bilingüismo; preparándolos para conseguir diplomas que ni les sirven para encontrar trabajo? ¡Es puro pensamiento mágico!».

La escuela católica no se libra de sus dardos, ya que –asegura– «ha olvidado sus raíces», y se ha alejado del legado de los grandes maestros de la escuela popular como Don Bosco, Marcelino Champagnat o Juan Bautista Lasalle.

Hay «un problema común» y «debemos solucionarlo entre todos», restaurando el «pacto educativo» entre familia, escuela y sociedad, añade. Para eso hacen falta «responsables políticos verdaderamente comprometidos con la educación, más allá de las ideologías». Como referente, cita la colaboración de Scholas con varios gobiernos latinoamericanos, particularmente el de Paraguay, donde su método pedagógico es el que sigue el plan de extensión de cuatro a ocho horas en la jornada escolar, con financiación del Banco Interamericano de Desarrollo. O en Italia, con la cooperación iniciada por la exministra socialista Valeria Fedeli, una destacada feminista. «Eso es madurez política». «En Italia la educación se considera política pública», dice el presidente de la fundación. «Yo pongo el ejemplo de dos padres que se separan, pero los dos tienen que seguir pensando en el chico. Así deberían actuar los partidos».

Encaje en la Santa Sede

Esa «altura de miras» agradece José María del Corral en la Santa Sede, donde –reconoce– no ha sido fácil encontrar encaje para Scholas. Este proyecto «no nació de un debate académico, sino que fue la respuesta del entones arzobispo de Buenos Aires a una situación de crisis muy concreta». Cuando Bergoglio es elegido Papa, empieza una segunda fase para Scholas. «Del subte [metro], pasamos al avión». Pero la aprobación fue inicialmente solo ad experimentum; «no se sabía si una experiencia tan local iba a servir a nivel mundial». Transcurrido ese período de dos años, Francisco «comprueba que esto es de Dios y decide crear su primera fundación pontificia. Comienza un tercer momento fundacional para Scholas, en el que la Iglesia absorbe esta intuición del Papa, tan novedosa en muchos sentidos».

Es entonces cuando la Congregación vaticana para la Educación Católica decide destinar a varios de sus académicos a analizar la propuesta educativa de la nueva fundación pontificia. El 2 de julio, el dicasterio presentaba en Roma el documento Scholas Occurrentes y la pedagogía de la armonía, en el que sintetiza las directrices del Papa Francisco para restablecer el pacto educativo.

Miedo al extranjero

Unos 10.000 jóvenes han pasado por las diversas iniciativas de Scholas en España. En la última, celebrada los días 2 y 3 de julio junto a la Universidad Católica de Valencia, participaron unos 40 alumnos de institutos públicos y colegios concertados para dar continuidad a anteriores encuentros realizados en esta ciudad. Al calor del desembarco del buque Aquarius, las migraciones centraron estas jornadas. «¿Cómo vamos a recibir a más gente si aquí no hay trabajo?», fue la pregunta que lanzó un joven: «Si uno está mal no puede ayudar a otro que también está mal». Le respondió Lorena Araujo, quien –por momentos, entre lágrimas– contó cómo sus padres vinieron a España desde Perú «por un sueño [de una vida mejor] que, a lo mejor, ellos no han conseguido, pero yo voy a conseguirlo por ellos». La joven no dejó de criticar a la vez a esa Europa a la que «valoramos muchísimo», pero que «se aprovecha de los países del tercer mundo», donde incluso niños trabajan fabricando «nuestras zapatillas deportivas» o, para extraer «nuestro bonito oro», se juegan la vida «para que después les paguen una mierda que solo les alcanza para un plato de comida al día». La intervención terminó con una ovación generalizada.

«Desgraciadamente, la población europea tiene mucho miedo a los migrantes», dice a este semanario, por su parte, Yusuf Isikoglu, estudiante de Magisterio de 23 años de la Universidad Autónoma de Madrid. Nacido en Alemania de padres turcos, este joven musulmán fue uno de los representantes de España en el encuentro internacional de universidades celebrado del 27 al 29 de junio en Roma con muy destacada participación española (12 de las 71 universidades participantes procedían de España). Frente a ese miedo al diferente –considera–, hacen falta espacios de encuentro. Él, en concreto, es el coordinador cultural en Madrid de la asociación Arco Forum, que busca unir a las tres grandes religiones del Libro en iniciativas como cenas de Navidad, Séder o final de Ramadán, o en conciertos –normalmente en parroquias– en los que se mezclan danzas de derviches con coros de iglesia e instrumentos típicos judíos.