La vocación religiosa en la parroquia de las cien nacionalidades - Alfa y Omega

La vocación religiosa en la parroquia de las cien nacionalidades

45.000 son los peregrinos de más de cien nacionalidades que, según los datos de 2017, atravesaron los 64 kilómetros del Camino de Santiago que parten en dos la provincia de Palencia, desde Itero de la Vega hasta san Nicolás del Real Camino. Todos juntos forman la que, de largo, sería la mayor y más variada parroquia de la diócesis palentina. ¿Quiénes son? ¿Por qué hacen el Camino? Elisabeth, alemana, dejó la gran editorial donde trabajaba para convertirse en religiosa y atender en el albergue de Carrión de los Condes, y Juan Carlos, sacerdote, compatibiliza la labor en sus parroquias con la atención a esta otra, tan internacional, a su paso por Frómista

Diócesis de Palencia
Elisabeth

Libertad es lo que experimentó Elisabeth Dörflinger, alemana, cuando hizo el Camino de Santiago por primera vez, en 2010: «Mi vida estaba muy centrada en mis cosas y rutinas. Hacía lo que quería, sin pensar más. Y el Camino logró sacarme de mis seguridades».

De regreso el Alemania, Elisabeth sintió la necesidad de repetir al año siguiente, como peregrina primero y como hospitalera después. «¡Y pensar que no me gusta caminar ni dormir en albergues!», exclama. «Pero me di cuenta de que necesitaba ser libre de muchas cosas. Y me di cuenta también de que no iba a encontrar nada de lo que buscaba allí donde lo estaba buscando». Al mismo tiempo, asegura, «experimenté una gran confianza y cómo Dios me decía: “Fíate de mi”».

De esta búsqueda fueron surgiendo algunas respuestas y, en 2012, Elisabeth Dörflinger dejó su trabajo en una gran editorial alemana, dejó casa y familia, y comenzó el postulantado en el Monasterio de la Conversión, de las religiosas agustinas. Hoy, ya como monja, sirve a los peregrinos en el albergue Santa María de Carrión de los Condes, tratando de compartir algo de lo mucho que ha recibido.

Juan Carlos

Un sacerdote al servicio de los peregrinos

Desde hace seis años, los peregrinos que pasan por el Camino de Santiago en Palencia encuentran a Juan Carlos Martínez, sacerdote que compatibiliza la atención pastoral de sus parroquias con el cuidado de esta nueva feligresía internacional, que día tras día, recorre las calles de Frómista.

«Trato de tener abierta la iglesia mucho tiempo para que los peregrinos puedan rezar, y de ser cercano a ellos en la Eucaristía: les saludo, hago una petición por ellos y les bendigo», asegura el sacerdote. El Camino prepara al peregrino, «que necesita orar, necesita la fe para poner en orden sus experiencias, y necesita del sacramento del perdón. ¡Confieso a muchos más peregrinos que lugareños!», reconoce.

En la Misa, «a menudo hay también muchos más peregrinos que vecinos del pueblo. El ministerio del sacerdote en el Camino y la presencia de la Iglesia me parece preciosa: me ha enriquecido mucho». Y recuerda cómo «las lágrimas que brotan de los ojos de tantos peregrinos en la bendición dan testimonio de que algo grande está sucediendo en el fondo de sus almas, y soy afortunado porque puedo ser instrumento de ello».