Las religiosas de EE. UU.: «Denunciar puede ser la única forma de que los abusos lleguen a su fin» - Alfa y Omega

Las religiosas de EE. UU.: «Denunciar puede ser la única forma de que los abusos lleguen a su fin»

Las religiosas de Estados Unidos aseguran no conocer casos de abusos en el país, pero ante el creciente reconocimiento de monjas de todo el mundo de haber sido víctimas de abusadores dentro de la Iglesia, la asociación que agrupa las congregaciones religiosas femeninas estadounidenses animan a las monjas a que, si existe algún caso todavía silenciado, «denuncien a las autoridades y eclesiásticas y busquen la asistencia adecuada». Destacan que «denunciar requiere coraje y fortaleza; sin embargo, sacarlo a la luz puede ser la única forma de que llegue a su fin»

Redacción

«Abrió una gran herida en mi interior. Fingí que no había sucedido». Lo asegura una religiosa entrevistada en el Vaticano por Associated Press (AP). Según la agencia de noticias, «un sacerdote italiano abusó de ella cuando se encontraba en su momento más vulnerable» y ella «solo se lo contó a su superior y a su director espiritual». Pero finalmente se impuso el silencio.

Algunas monjas han dado la cara impulsadas por el movimiento #MeToo y por «el creciente reconocimiento de que los adultos pueden ser víctimas de abuso sexual cuando hay un desequilibrio de poder en una relación», asegura el reportaje de AP. Las monjas también han decidido hacer públicos los casos «por los años de inacción por parte de los jerarcas eclesiásticos, incluso cuando el Vaticano fue informado de estudios importantes sobre el problema en África en la década de los 90». La investigación de la AP revela que han surgido casos de abusos a religiosas en Europa, África, América del Sur y Asia, «lo que demuestra que el problema es global y extenso».

A finales de julio, cerca de media docena de monjas en una pequeña congregación religiosa de Chile hicieron públicas sus historias de abuso en la televisión nacional. Una monja en la India recientemente interpuso una demanda a la policía en la que acusó a un obispo de violación. Y en África surgen casos periódicamente. En 2013, por ejemplo, un sacerdote ugandés escribió una carta a sus superiores en la que habló de «curas que tienen relaciones románticas con monjas» y fue suspendido hasta que ofreció una disculpa en mayo.

Es hora de poner fin a una cultura de silencio

La asociación que agrupa las congregaciones religiosas femeninas de Estados Unidos (Leadership Conference of Women Religious) emitió acto seguido a conocer la investigación un comunicado en el que expresan «una profunda tristeza por el abuso sexual cometido por clérigos a hermanas en muchas partes del mundo», y aseguran unirse «a todos aquellos que demandan el fin de una cultura que ignora o tolera el abuso sexual perpetrado por aquellos en posiciones de confianza en la comunidad de la Iglesia». Las autoridades eclesiales, aseguran, «deben tomar medidas para poner fin a una cultura de silencio, responsabilizar a los abusadores y brindar apoyo a las víctimas». Además, agradecen «a las hermanas religiosas de todo el mundo que, con gran riesgo, hayan hablado públicamente sobre su abuso».

Por su parte, la asociación declara que no tiene datos «sobre incidentes de abuso sexual por parte del clero a religiosas en los Estados Unidos». Si alguien ha sufrido abusos sexuales, «instamos a denunciarlos a las autoridades cívicas y eclesiásticas, y a buscar la asistencia adecuada, ya que nadie debería sufrir en soledad los efectos del abuso». Destacan que «denunciar requiere coraje y fortaleza; sin embargo, sacarlo a la luz puede ser la única forma de que llegue a su fin».