Familias imperfectas…, pero felices - Alfa y Omega

Familias imperfectas…, pero felices

Testimonios recogidos en la Jornada Mariana de la Familia en Torreciudad

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Cinthia y Moncho con sus hijos. Foto: Juan Luis Vázquez

«Todo es para bien: un problema económico que obliga a cambiar de planes, los retos que supone educar a los hijos, las dificultades para armonizar un trabajo exigente con los cuidados de la casa… Todo es para bien, si todo lo ponemos en las manos de Dios: Él dará la fuerza para convertirlo en ocasiones de crecer como familia, en hacer que esos pequeños o grandes dramas al final también la unan más, porque se lleven entre todos con amor», dijo el prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, durante la Jornada Mariana de la Familia celebrada este sábado en el santuario de Torreciudad.

Moncho y Cinthia, de Madrid, con dos hijos pequeños, acudieron como familia por primera vez este año y gracias al mensaje del prelado recuerdan los primeros momentos de su hija mayor, que nació prematura «y yo lo pasé muy mal», dice Cinthia, pero «nos apoyamos en Dios y gracias a Él sobrellevamos los diferentes problemas de salud que hemos tenido en la familia. En esos momentos te das cuenta de lo que es verdaderamente importante en la vida. Porque la salud y la unión de tu familia es mucho más importante que cualquier circunstancia económica o laboral, o de cualquier otro tipo. Y hasta que no te pasa a ti no te das cuenta. Es cuando estás conduciendo de noche hacia el hospital cuando se te quitan todas las preocupaciones ridículas de la cabeza», afirma Moncho.

Algo similar opina la familia Cerén Rivas, de Málaga, porque «muchas veces no nos conformamos con las cosas que nos ocurren, pero todo es para bien, nos guste o no nos guste. Hasta las cosas malas nos hacen más fuertes. Nosotros experimentamos que todos los días ocurren cosas que no te gustan, que te hacen preguntarte: “¿Por qué?”, pero hasta lo más pequeño hay que asumirlo para ser feliz».

En su caso, con tres niños de diferentes edades, cuentan que «cada uno de ellos es un regalo y, aunque nos vinieron en nuestros peores momentos laborales y económicos, Dios ayudó nos ayudó en todo. Y por eso pensamos que todo es para bien».

La familia García-Cubillana Perales, frente al santuario. Foto: Juan Luis Vázquez

«No se puede llegar a todo»

«Muchas familias, que están lejos de considerarse perfectas, viven en el amor, realizan su vocación y siguen adelante, aunque caigan muchas veces a lo largo del camino. No es necesario esperar a que todo en la propia casa marche a la perfección», afirmó también el prelado del Opus Dei durante la Jornada Mariana de la Familia. Es la experiencia de Cinthia y Moncho, para quien «a veces es difícil aceptar tus propios fracasos y tus limitaciones, o las deficiencias y fallos que tienes en tu día a día. Pero debes darte cuenta de qué es lo importante y qué no lo es, y agradecer también todas las cosas buenas que tienes en tu vida, para relativizar aquello que no es como a ti te gustaría, o que tú mismo a lo mejor no te has comportado como a ti te habría gustado. ¡No es bueno frustrase demasiado por las cosas!», exclama.

Es la misma experiencia de la familia García-Cubillana Perales, de cinco hijos también muy pequeños, que viven en Alcalá de Henares y que acudieron a la Jornada de la Familia por segunda vez «para coger fuerza para todo el curso». Ese mensaje del prelado acerca de la aceptación de las propias imperfecciones «lo tenemos clarísimo», bromean ambos, porque «es verdad que veces te exiges mucho y quieres llegar a todo, quieres tenerlo todo dispuesto en casa y con los niños, pero es imposible alcanzarlo todo, y por eso es bueno darte cuenta de que eres humano y a veces no llegas o te puedes equivocar». Además, «no hay que ser perfectos, poco a poco se llega, con cariño, con perdón, si primas y pones siempre por delante la familia y el estar todos juntos».