Importante victoria de la libertad educativa en Gran Bretaña - Alfa y Omega

Importante victoria de la libertad educativa en Gran Bretaña

Un juez señala que el colegio fue víctima de un procedimiento «perjudicial» para sus intereses. Sin embargo, de lo que es realmente víctima es de su éxito: cada año, gestiona alrededor 800 peticiones de admisión, cuando solo hay 160 plazas

José María Ballester Esquivias

El juez de la Alta Corte de Londres Stephen Cobb propinó el viernes un varapalo al Office of the Schools Adjudicators (OSA) –el organismo del ministerio británico de Educación encargado de supervisar el funcionamiento de los colegios concertados y de modo muy especial sus políticas de admisiones de alumnos– al anular un informe que, de haber seguido adelante, podría haber desembocado en la supresión del concierto de la London Oratory School, uno de los colegios católicos más señeros de Londres.

En julio del pasado año, el OSA concluyó que la London Oratory School –un centro católico concertado cuya sede está en Fulham, en el suroeste de la capital británica– practicaba la discriminación en las admisión es en base a la procedencia religiosa y étnica de los candidatos.

El informe del OSA era la respuesta a una queja presentada por la British Humanist Association, una entidad cuyo fin es «representar a las personas que desean llevar una buena vida al margen de las religiones y de las supersticiones». Entre sus miembros más conocidos figuran el filósofo ateo Richard Dawkins o el cineasta Stephen Fry.

Nada más ser publicado el informe del OSA, la dirección de la London Oratory School interpuso un recurso ante los tribunales alegando que el informe carecía de fiabilidad por errores básicos y por no haber aplicado el procedimiento vigente.

Una argumentación que ha convencido al juez Cobb: en el escrito en el que justifica la anulación del informe del OSA, Cobb señala que el enfoque del organismo supervisor es «erróneo», «raya en lo pedante» y se elaboró a través de un «procedimiento perjudicial» para los intereses del colegio católico.

Sin embargo, avisó a los directivos de la London Oratory School que se abstengan de verificar si los candidatos a la admisión o sus padres prestan servicios «extra católicos» en sus parroquias como ejercer de monaguillo, ser voluntario en asociaciones benéficas o ayudar a colocar las flores dentro de la Iglesia. Una postura coincidente con la de las autoridades eclesiásticas británicas, que solo piden que se compruebe si los alumnos están bautizados y asisten con regularidad a la misa dominical.

Los exigentes requisitos de selección de la London Oratory School se explican por la saturación de petición de admisiones, es decir, por su éxito: cada año, suelen postular alrededor de 800 alumnos, cuando solo hay 160 plazas disponibles. Asimismo, recluta a sus alumnos en todo el gran Londres, una zona cubierta por 40 zonas educativas.

Sus responsables, citados por The Tablet, opinan que si se cuestiona este sistema, solo podrían admitir a alumnos de Fulham y barrios adyacentes, en los que suelen vivir gente de alto valor adquisitivo.

De ahí la satisfacción del director del colegio, David McFadden, tras conocer la decisión del juez: «Nos permite preservar el ethos del colegio y seguir sirviendo a familias católicas de todas las partes de Londres».