El Papa advierte contra «la esclavitud del propio ego», que «encadena más que una prisión» - Alfa y Omega

El Papa advierte contra «la esclavitud del propio ego», que «encadena más que una prisión»

Durante la audiencia, Francisco ha reivindicado «el verdadero descanso», que «rompe la esclavitud interior del pecado» y nos hace «capaces de amar»

José Calderero de Aldecoa
Foto: AFP/Tiziana Fabi

Como ya hiciera la semana pasada, el Papa ha vuelto a dedicar la audiencia general al tema del descanso, aunque en esta ocasión, como hace el Deuteronomio, lo ha asociado con el final de la esclavitud. Para Francisco el verdadero descanso es «el que rompe la esclavitud interior del pecado para hacer que el hombre sea capaz de amar».

De esta forma, el Pontífice ha alertado contra la gula, la lujuria, la avaricia, la envidia… «todos estos vicios y pecados que nos alejan del amor. Somos esclavos de nosotros mismos y no podemos amar, porque el amor es siempre hacia los demás».

El amor verdadero es la verdadera libertad, ha continuado el Santo Padre, y «aleja de la posesión, reconstruye las relaciones, sabe acoger y valorar al prójimo, transforma todo esfuerzo en don alegre, hace capaces de comunión».

Asimismo, «el amor te hace libre incluso en la cárcel, aunque seamos débiles y limitados». En este sentido, Bergoglio ha recordado a san Maximiliano Kolbe o el cardenal Van Thuan, «que transformaron oscuras presiones en lugares de luz». También ha puesto de ejemplo a «aquellas personas marcadas por una gran fragilidad interior, que conocen, sin embargo, el descanso de la misericordia y saben transmitirlo».

La esclavitud del ego

Principalmente, Francisco ha advertido contra «la esclavitud del propio ego», que «encadena más que una prisión, más que una crisis de pánico, más que una imposición de cualquier tipo».

Esa gente «que todo el día se mira al espejo para ver su ego son esclavos», ha dicho el Pontífice. «El ego puede llegar a ser un esbirro que tortura al hombre en cualquier lugar y le causa la opresión más profunda, la que se llama pecado, que no es la violación trivial de un código, sino fracaso de la existencia y condición de esclavos», ha concluido.