Los santos inocentes del siglo XXI - Alfa y Omega

Los santos inocentes del siglo XXI

Los Herodes modernos matan el futuro de los jóvenes que huyen de las guerras, de la desesperación. Pero para ellos también hay una estrella que les guía hasta la esperanza. El Auto de los inocentes, estrenado la semana pasada en Madrid, traslada el Auto de los Reyes Magos, basado en el Evangelio de san Mateo, a un campo de refugiados

Cristina Sánchez Aguilar
Dos refugiados conversan sobre su pasado y su futuro en el campo que los ha acogido. Foto: MarcosGPunto

«Hay que recuperar los autos sacramentales. Son tratados de vicios y virtudes con una enseñanza moral que nos muestra valores, comportamientos y actitudes ante la vida». El dramaturgo Pedro Víllora, fan declarado de dichas piezas «que van más allá de lo religioso», recupera para la Compañía Nacional de Teatro Clásico un auto sacramental, el de los Reyes Magos, considerado la primera obra teatral conservada de la literatura española.

Junto a José Carlos Plaza, corresponsable de la dramaturgia y director de este Auto de los inocentes, Víllora parte del auto anónimo del siglo XII para recrear un ambiente contemporáneo donde se refleje el argumento fundamental de la pieza: «Que sea cual sea la circunstancia, existe la esperanza de alcanzar algo de respeto, de aliento o al menos de calor humano», afirma Plaza. Y qué mejor que colocar la obra en «el peor de los ambientes posibles que, vergonzosamente, aún existe en pleno siglo XXI: un campo de refugiados».

Un campo hipotético, pero muy real, donde «fueron surgiendo seres que rodean al relato evangélico», explica Víllora. Están los ángeles y arcángeles que advierten, vigilan y protegen, y los santos inocentes que sufren las consecuencias del mal, «las víctimas, en especial los jóvenes, aquellos a quienes los Herodes contemporáneos impiden su crecimiento físico y espiritual». En escena se darán cita el joven rico que se ha quedado sin familia, país ni medios; una joven tantas veces violada; la familia traumatizada por la pérdida de la madre durante la huida; un niño que ha perdido el habla; la que salta la valla embarazada, o la mujer víctima de ablación genital. Algunos, vencidos. Otros «aún conservan ilusiones y encuentran esa estrella –como los Reyes Magos– que los guía. Hasta la estrella los conducen los ángeles, «los miembros de las ONG, los que entregan su tiempo».

La literatura que salva

No es teatro documental. Es un cuento. Y este cuento –tan real– «incluye otros cuentos en su interior», afirma Víllora. El educador del campo de refugiados utiliza romances para acercar a las víctimas a la cultura del país que los acoge «y que fue habitado por judíos, musulmanes y cristianos que concibieron leyendas conjuntas». Así, la obra es un encuentro entre dos tiempos por medio del teatro: el presente trágico y el carácter «sanador de las creaciones artísticas».

La gran familia del campo representará el Auto de los Reyes Magos y dos fragmentos de La vida es sueño, de Calderón, y del auto del Hospital de los locos, de Valdivielso. A través de ellos trabajarán el sentido de la culpa, la miseria del hombre, la flaqueza del alma, la locura y el poder, el albedrío y las opciones de elegir…

Todo está entrelazado en torno a dos consignas, concluye Víllora, «que han sido nuestra estrella, la de un cristiano y un ateo que se han juntado para trabajar y hablar de algo más que de las ideologías». La primera consigna, que abre este Auto de los inocentes, es del Evangelio de san Mateo: «Después de la partida de los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo”». La segunda es del preámbulo de la Constitución Europea, y hace referencia a «la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa, a partir de la cual se han desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona humana».

Tras su paso por la Compañía Nacional de Teatro Clásico de Madrid –hasta el 21 de octubre– este Auto de los inocentes empezará su periplo por diversas catedrales. Parada obligada será la del 4 enero en el trascoro de la catedral de Toledo, en cuyo archivo fue conservado el manuscrito del Auto de los Reyes Magos hasta finales del siglo XIX, cuando Menéndez Pidal lo trasladó a la Biblioteca Nacional. Después pasarán por las catedrales de León, Burgos, Cuenca y la mezquita-catedral de Córdoba. De momento, lleno total en Madrid. Porque «ningún dolor nos es ajeno». Y si lo juntamos «con el amor a los clásicos», el cóctel ganador está servido.