¿Dónde está tu tesoro? - Alfa y Omega

¿Dónde está tu tesoro?

En pocas entrevistas ha abierto el Papa su corazón como en la concedida a 5 jóvenes belgas, a los que habló sobre la oración, la pobreza o el pecado. La entrevista, de 45 minutos de duración y grabada el 31 de marzo en el Palacio Apostólico, se emitió el pasado jueves por la televisión pública flamenca. Éste es un extracto:

Redacción
El Papa Francisco responde a las inquietudes de los jóvenes belgas

Cada uno de nosotros busca ser feliz. ¿Usted es feliz?
¡Absolutamente! ¡Soy feliz!… Y es también una felicidad tranquila, una cierta paz interior, una paz grande. También hay problemas, pero esta felicidad no se va con los problemas. En lo profundo del corazón, existe esta paz y esta felicidad. Es una gracia de Dios, para mí, verdaderamente. Es una gracia. No es mérito mío.

¿Por qué es importante para usted el amor a los pobres y a las personas heridas?
Porque es el corazón del Evangelio. Jesús dice de sí mismo: He venido para anunciar a los pobres la liberación, la salud, la gracia de Dios… Jesús tiene cierta preferencia por los marginados: leprosos, viudas, huérfanos, ciegos…, y también por los grandes pecadores. ¡Éste es mi consuelo! ¡Sí, porque Él no se espantaba del pecado! No se espantó de Zaqueo, ni de Mateo. Él los miró y los eligió. También ésta es una pobreza: la pobreza del pecado.

Para mí, el corazón del Evangelio es de los pobres. Alguien dijo: ¡Este Papa es comunista! ¡No! Ésta es una bandera del Evangelio, no del comunismo. Los pobres están en el centro del anuncio de Jesús. Esta actitud hacia los pobres, algunas veces, ha sido ideologizada. Pero el Evangelio es muy sencillo, muy sencillo…

Hoy, hemos entrado en una cultura del descarte: son expulsados los niños, no queremos niños, las familias son pequeñas; muchos ancianos mueren por una eutanasia escondida, porque no se ocupan de ellos y mueren. Y ahora son expulsados los jóvenes: en España, por ejemplo, el paro juvenil es del 60 %, y en Andalucía es de casi el 70 %.

Yo no creo en Dios. Quizá tenga un mensaje para los no creyentes…
Para mí, se debe buscar la autenticidad. Un joven que ama la verdad y la busca; que ama la bondad y es una buena persona; que ama la belleza…, está en el buen camino y encontrará a Dios seguro. ¡Antes o después, lo encontrará! El encuentro con Dios es siempre una gracia. Es un camino a recorrer, cada uno debe intentarlo, es un camino personal.

¿Dónde ve usted a Dios?
A Dios lo encuentro en la Biblia, en los sacramentos, en la oración, y también en mi trabajo, en los enfermos, en los encarcelados… Me pregunto: ¿Por qué ellos sí, y yo no? Y encuentro a Dios en esto, siempre en diálogo.

¿Y cómo reza usted?
Muchas veces cojo la Biblia, leo un poco y me dejo mirar por el Señor. Y siento —pero sin sentimentalismos— lo que el Señor me dice. A veces, no habla nada…, pero tengo paciencia. Otras veces, me adormezco, pero es también un modo de rezar, como un hijo con su Padre. Esto es importante: me siento un hijo con su Padre.

Rezo porque lo necesito. Y rezo por los demás. En este tiempo —yo esto no lo entiendo— en el que tenemos lo necesario para dar de comer a todo el mundo, cuando hay gente que se muere de hambre, ¡para mí es terrible! Y esto me hace rezar, sobre todo por esta gente.

Muchas veces no es fácil hablar de la propia fe…
Hay que dar testimonio con sencillez, porque si vas con tu fe como si fuera una bandera, o haces proselitismo, esto no funciona. Lo mejor es el testimonio, pero con humildad: Yo soy así, con humildad, sin triunfalismo. Éste es un pecado nuestro: el triunfalismo. Jesús no era triunfalista. El testimonio es la clave, es lo que interpela, darlo con humildad, sin triunfalismo. Lo ofrezco, sin miedo.

¿Tiene usted alguna pregunta para nosotros?
La voy a tomar del Evangelio: ¿Dónde está tu tesoro? ¿Dónde descansa tu corazón? Porque donde está tu tesoro está tu vida. Todos tenemos un tesoro: el poder, el dinero, el orgullo…, o la bondad, la belleza, el deseo de hacer el bien… ¿Dónde está tu tesoro?