La concordia es posible - Alfa y Omega

La concordia es posible

Redacción

Al cobijo confortador y al abrigo de la catedral de su Ávila natal, esperan ya la resurrección los restos mortales de don Adolfo Suárez, a escasos metros de los de otro ilustre abulense, don Claudio Sánchez Albornoz, ministro de la funesta II República y Presidente de su Gobierno en el exilio, tras la incivil Guerra Civil. Los dos eran españoles de recia y probada religiosidad. Don Claudio, como se ve en la foto, eligió como epitafio de su tumba, en el claustro de la catedral de Ávila de los Caballeros, esta frase: Donde está el espíritu del Señor, está la libertad. Y don Adolfo eligió esta otra, que resume su afán y su trayectoria política: La concordia fue posible. Don Adolfo escribió en 1995, en ABC, que su paisano don Claudio, al final de su vida, sólo deseaba oír, desde su último reposo, el sonido de las campanas de la catedral. Y quiso compartir ese deseo.

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Si la concordia fue posible una vez, puede serlo más veces, puede serlo siempre. Si fue posible, la concordia es posible también ahora.