Carta de los padres sinodales a los jóvenes: Que «nuestras debilidades no os desanimen» - Alfa y Omega

Carta de los padres sinodales a los jóvenes: Que «nuestras debilidades no os desanimen»

La Iglesia y el mundo «tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo», han dicho los padres sinodales a los jóvenes de todo el mundo en una carta leída por el cardenal Baldisseri al final del Sínodo de los Obispos sobre la Juventud

José Calderero de Aldecoa
Foto: CNS

Ante la clausura del Sínodo de los Obispos, los padres sinodales escribieron una carta a todos los jóvenes del mundo en el que les piden que «nuestras debilidades no os desanimen» y que «los pecados no sean la causa de perder vuestra confianza».

La Iglesia y el mundo «tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo». Nosotros estamos dispuestos «a acompañaros por caminos nuevos, por las alturas donde el viento del Espíritu sopla con más fuerza, haciendo desaparecer las nieblas de la indiferencia, de la superficialidad, del desánimo».

La misiva fue leída por el secretario general del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, este domingo 28 de octubre al final de la Misa en la basílica de San Pedro con la que el Papa Francisco concluyó el Sínodo de los Obispos sobre la juventud.

En ella, los padres sinodales explican que han estado reunidos «estos días para escuchar la voz de Jesús y reconocer en Él vuestras muchas voces, vuestros gritos de alegría, los lamentos, los silencios». Por ello, «conocemos vuestras búsquedas interiores, vuestras alegrías y esperanzas, los dolores y las angustias que os inquietan».

«Deseamos que ahora –continúa la misiva– podáis escuchar una palabra nuestra: queremos ayudaros en vuestras alegrías para que vuestras esperanzas se transformen en ideales. Estamos seguro que estáis dispuestos a entregaros con vuestras ganas de vivir para que vuestros sueños se hagan realidad en vuestra existencia y en la historia humana».

De esta forma, animaron a los jóvenes a hacerse «compañeros de camino de los más débiles, de los pobres, de los heridos por la vida». Cuando el mundo «se fija» en lo material, «en el éxito inmediato, en el placer y aplasta a los más débiles, vosotros debéis ayudarle a levantar la mirada hacia el amor, la belleza, la verdad, la justicia».

Antes de concluir, la misiva leída por Baldisseri emplaza a los jóvenes y a la Iglesia a «continuar ahora el camino en cada lugar de la tierra donde el Señor Jesús nos envía como discípulos misioneros». «Sois el presente, sed el futuro más luminoso».

Carta completa de los padres sinodales

Nos dirigimos a vosotros, jóvenes del mundo, nosotros como padres sinodales, con una palabra de esperanza, de confianza, de consuelo. En estos días hemos estado reunidos para escuchar la voz de Jesús, «el Cristo eternamente joven» y reconocer en Él vuestras muchas voces, vuestros gritos de alegría, los lamentos, los silencios.

Conocemos vuestras búsquedas interiores, vuestras alegrías y esperanzas, los dolores y las angustias que os inquietan. Deseamos que ahora podáis escuchar una palabra nuestra: queremos ayudaros en vuestras alegrías para que vuestras esperanzas se transformen en ideales. Estamos seguro que estáis dispuestos a entregaros con vuestras ganas de vivir para que vuestros sueños se hagan realidad en vuestra existencia y en la historia humana.

Que nuestras debilidades no os desanimen, que la fragilidad y los pecados no sean la causa de perder vuestra confianza. La Iglesia es vuestra madre, no os abandona y está dispuesta a acompañaros por caminos nuevos, por las alturas donde el viento del Espíritu sopla con más fuerza, haciendo desaparecer las nieblas de la indiferencia, de la superficialidad, del desánimo.

Cuando el mundo, que Dios ha amado tanto hasta darle a su Hijo Jesús, se fija en las cosas, en el éxito inmediato, en el placer y aplasta a los más débiles, vosotros debéis ayudarle a levantar la mirada hacia el amor, la belleza, la verdad, la justicia.

Durante un mes hemos caminado juntamente con algunos de vosotros y con muchos otros unidos por la oración y el afecto. Deseamos continuar ahora el camino en cada lugar de la tierra donde el Señor Jesús nos envía como discípulos misioneros.

La Iglesia y el mundo tienen necesidad urgente de vuestro entusiasmo. Haceos compañeros de camino de los más débiles, de los pobres, de los heridos por la vida.
Sois el presente, sed el futuro más luminoso.

Roma, 28 octubre 2018