El Papa de los recolectores de residuos - Alfa y Omega

El Papa de los recolectores de residuos

El Sumo Pontífice se conmovió con la historia de un recolector de residuos argentino que perdió las piernas trabajando y sobrevivió al impacto de un automóvil a 130 kilómetros. Maximiliano Acuña estuvo al borde de la muerte con cinco paros cardiacos y al tercer día despertó. El abrazo con el Papa Francisco fue el reencuentro con Dios

Lucas Schaerer
Maximiliano Acuña con el Papa

«Fue verlo a Dios devuelta. Lo abracé al Papa y fue lo mismo cuando vi a Dios en la clínica. Porque yo tuve cinco paros y en un momento vi una luz que era Dios, no me lo olvido más y cuando estuve con él (por el Sumo Pontífice) sentí lo mismo». Me contó emocionado en un hotel de Roma desde su silla de ruedas Maximiliano Acuña, un recolector de residuos argentino, de 35 años y padre de cinco hijos, que perdió ambas piernas en el impacto de un automóvil a 130 kilómetros por una de las avenidas más transitadas por la Ciudad de Buenos Aires.

Maxi como lo llaman todos en Argentina ese día, el 8 de noviembre del año pasado, fue recibido de manera especial en la audiencia pública del Papa Francisco en plena Plaza San Pedro. Junto a Maxi había viajado una comitiva de 30 trabajadores recolectores o barrenderos del sindicato de Chóferes de Camiones, encabezado por el secretario adjunto, Pablo Moyano. Todos ellos estaban agrupados en una invitación expedida por el secretario personal del Sumo Pontífice, donde se indicaba que debían ocupar la explanada, al costado de las escaleras, allí donde cada audiencia se destina el lateral derecho mirando a la iglesia San Pedro a los enfermos. Entre el público masivo y el llamado corralito junto al altar, una vez concluida la misa el Papa argentino se acercó a la comitiva de trabajadores que habían viajado especialmente desde su país a verlo.

Este recolector estaba en estado de shock tras el encuentro con el Papa y recién con las lágrimas a flor de piel podía recordar el momento más importante de su vida.

Se lo veía como un chico. Las fotos y filmación lo demuestran. Maxi no le soltaba la mano al Papa argentino, y este le apoyaba la mano en la cabeza y Maxi pidió pararse con sus piernas ortopédicas. Fue el propio Vicario de Cristo quien lo ayudó porque, según palabras de Maxi, «quería demostrarle que tenía nuevas piernas y que con esfuerzo iba a empezar a caminar».

La persona que manejaba intoxicado y a alta velocidad lo impactó mientras arrojaba bolsas de residuos en el camión estacionado de una avenida céntrica en la ciudad de buenos aires. Fue detenido y hoy se encuentra en la cárcel.

Acuña en el momento perdió las piernas y no recuerda nada de lo sucedido. Ni siquiera que un vecino de unos de los edificios que escuchó el choque y bajó corriendo a asistirlo. Tenía en su mano el crucifijo que colgaba del cuello de Maxi y agarrándolo le daba fuerzas y lo consolaba del tremendo dolor. Sin piernas y habiendo perdido litros de sangre, más los paros cardíacos, los médicos anunciaban a la familia de este recolector que no sobreviviría. Sin embargo como Jesús, al tercer día, y tras cinco transfusiones de sangre Maxi salía de terapia intensiva y le hacia un «olé» a la muerte.

Camioneros argentinos en el Vaticano

El secretario gremial de Camioneros, Marcelo Aparicio, también es discapacitado. Perdió un ojo. Estuvo en el Vaticano, en primera fila junto a Maxi y contó que «este trabajador al igual que otros miles de compañeros más salen a la noche a trabajar para que al otro día la ciudad esté limpia como corresponde. Mientras algunos se divierten, disfrutan a la noche, y otros nos llaman basureros nosotros sentimos que nuestra actividad es dignidad y el Papa Francisco esto lo reconoció cuando nos recibió durante 15 minutos en plena Plaza San Pedro».

En el primer homenaje realizado a Maxi Acuña en la Central General de los Trabajadores (CGT), el líder de los Camioneros en Argentina, Hugo Antonio Moyano, resaltó que “a los pocos días del accidente, pedí hablar con este compañero que estaba internado porque él tiene tremendo valor, y la fortaleza que mostró después del accidente nos hace pensar debemos seguir luchando y eso es muy importante a pesar de las dificultades que la vida nos pone”.

Después vendría sobre Maxi el reconocimiento legislativo. De hecho el primer contacto que tiene con Jorge Mario Bergoglio es por teléfono.

«Estaba yendo a la Legislatura porteña y me llaman al móvil de un número privado, pensé que era un compañero del trabajo. Ahí lo primero que dije es quién habla. “El Papa Francisco”, escuché y me salió decir noooooo en serio. “Sí, soy el Papa Francisco, me mandó una carta un compañero (Gustavo Vera), me emocionó y me llegó mucho la fuerza que tenés”», contó el recolector de residuos quien aseguró además haber sido invitado a Roma por el Santo Padre.

La conexión entre el líder de los católicos y un trabajador del fin del mundo, como el propio Bergoglio llama a su país, fue posible por Gustavo Vera, el titular de la organización argentina La Alameda. En ese momento además era diputado porteño, que trabaja hace años con el Sindicato de Camioneros y quien además desde su bancada promovió un proyecto para reconocer el 22 de marzo, el Día del Recolector de Residuos en la Ciudad donde nació y vivió casi toda su vida Bergoglio.

Maximiliano Acuña con Pablo Moyano

La carta del amigo del Papa de ese 17 de julio de 2017 señala los valores de Maxi, «solo pidió trabajo para seguir manteniendo a su familia. Mantiene su buen humor y es un ejemplo de dignidad y amor a la vida», y le contó el encuentro con Dios.

«Estuve en su casa y me contó que en esos tres días inconsciente en los que los médicos lo daban por muerto, Cristo le dijo que tenía que volverse a la vida, que todavía tenía una misión allí y al tercer día regresó. El sábado que viene, a cuatro meses del accidente, cumple 34 años. Te pido como amigo y como cristiano que le pegues un llamado para saludarlo porque lo merece y porque es un ejemplo en el que se inspiran hoy miles de camioneros que la vez pasada lo homenajearon en la CGT y hoy lo homenajearan en la Legislatura. Te mando una foto de ayer tomando mates con su hermosa familia. Su número de teléfono es…».

Gustavo Vera reconoció a Alfa y Omega que «es muy raro que a dos horas de enviarle el mail, el Papa llame inmediatamente, porque recibe 4 mil cartas por día, y justo llamó a minutos de presentar el proyecto de ley que a las semanas se convirtió en ley por unanimidad».

Al encuentro con el Papa por la mañana, en la plaza San Pedro, se consagró con una cena en el interior del Vaticano. Los 30 miembros del Sindicato de Camioneros con Maxi y de la Alameda fueron recibidos por otro argentino, monseñor Marcelo Sanchez Sorondo quien había organizado el encuentro en la misma Academia Pontificia de Ciencias y Ciencias Sociales fundada por Galileo Galilei. Allí escuchó a cada uno de los trabajadores, sus orígenes humildes, luego vendrían las fotos, abrazos y una relación que siguió con varios encuentros públicos de los Camioneros, el monseñor y la Fundación Alameda.

Maxi se encuentra en rehabilitación y con las ansias de concluirla para encargarse de la aérea de discapacidad en el sindicato de Camioneros.

Dios le encomendó una misión. Es evidente que la ayuda al trabajador discapacitado y con bendición papal.