Audiencia general: ¿Soy testigo de la verdad de un Dios Padre, o mato con la lengua? - Alfa y Omega

Audiencia general: ¿Soy testigo de la verdad de un Dios Padre, o mato con la lengua?

En la catequesis de este miércoles, Francisco ha advertido una vez más contra las habladurías y ha recordado que las «comunicaciones no auténticas impiden las relaciones recíprocas y el amor al prójimo»

Redacción
Foto: REUTERS/Max Rossi

El Papa Francisco ha vuelto este miércoles a una de las ideas más repetidas y características de su pontificado: «Las habladurías matan. La lengua mata como un cuchillo». Lo ha repetido con frecuencia en el marco de las jornadas de comunicaciones sociales en una época marcada por las fake news, y muy especialmente en mensajes dirigidos a sacerdotes, religiosos y fieles en el ámbito de las parroquias, donde los chismorreos le preocupan especialmente. «¡Cuántas habladurías destruyen la comunión por inoportunas o por falta de delicadeza!».

La ocasión para esta nueva advertencia ha sido la catequesis de la audiencia general, en la que le correspondía abordar el octavo mandamiento. Por eso, ha podido llegar al fondo del asunto, la cuestión de la verdad. «¿Qué significa decir la verdad? —ha preguntado el Santo Padre— ¿Significa ser sinceros? O bien, ¿ser exactos?».

Tampoco revelar hechos reservados

Ninguna de estas condiciones es suficiente, se ha respondido él mismo. Se puede cometer sinceramente un error, o transmitir los detalles de forma correcta pero perder el sentido del conjunto. Francisco ha prevenido frente a justificaciones como «¡Solo digo lo que siento!», que esconde una absolutización de un punto de vista particular; o «¡He dicho la verdad!». «Puede ser, pero has revelado hechos personales o reservados», algo que el octavo mandamiento también prohíbe.

«Decir habladurías es matar», es como cuando un terrorista lanza una bomba «que destruye la fama de los demás» y él «se va tranquilo». Para perdonar estos pecados, de hecho, se exige una reparación del daño causado.

«¿Qué es la verdad?»

Otro problema en torno a cómo se vive la verdad es la gravedad de «vivir de comunicaciones no auténticas, porque impide las relaciones recíprocas y el amor al prójimo». Y esto no afecta solo a lo que se dice, sino también a los «gestos y actitudes, silencios y ausencias. Se comunica con todo lo que uno hace y dice», y continuamente estamos en tensión «entre la verdad y la mentira».

¿Cómo vivir entonces comunicaciones auténticas? O, en otras palabras, ¿qué es la verdad? Francisco ha recordado que esta fue una cuestión crucial al final de la vida de Jesús. Fue Pilato quien le hizo la pregunta, pero el «testimonio de la verdad lo dio con su Pasión, con su Muerte». Y así, hizo posible que el centurión exclamara que «en verdad este hombre era hijo de Dios».

«Mentirosos travestidos»

La vida y la muerte de Cristo son «fruto de su relación filial con el Padre», y al resucitar la ha conquistado para todos los hombres. «La verdad es la revelación maravillosa de Dios, de su rostro de Padre, es su amor ilimitado». Cada acción humana puede afirmar o negar esta verdad. «Desde las pequeñas situaciones cotidianas hasta las decisiones más difíciles».

Por eso, al final de la catequesis, el Santo Padre ha animado a preguntarse: «¿Qué verdad atestiguan nuestras obras, nuestras palabras y nuestras decisiones como cristianos? ¿Soy testimonio de la verdad, o más o menos un mentiroso travestido de verdad?».