¿Una Navidad para consumir, o una Navidad para vivir? - Alfa y Omega

¿Una Navidad para consumir, o una Navidad para vivir?

Consumo y consumismo, a debate en la Escuela Itinerante de Formación Social de Madrid: «primero hay que sanear nuestras relaciones personales y que los regalos no tapen las cosas que haya que sanar»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: EFE/Sebastião Moreira

«Acabamos de vivir el Black Friday y convendría darnos cuenta de que el consumismo se ha convertido en un verdadero sacramento de salvación. El consumismo incluso ha organizado alrededor de sí una especie de año litúrgico propio. Todo esto ha provocado una situación económica explosiva, en el mundo y en España, y una situación medioambiental insostenible, que ya ha denunciado el Papa en Laudato si», dijo el martes Pedro José Gómez Serrano, profesor de Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense, en su reflexión sobre Servir a Dios o al dinero, que tuvo lugar dentro de la Escuela Itinerante de Formación Social de Madrid.

«Dice Joaquín Sabina en una canción que el dinero es el único Dios verdadero. Para saber qué nos está pasando tenemos que hablar del contexto cultural en el que vivimos. Conviene antes diferenciar el consumo y el consumismo. En el primero, el dinero es un medio, y es bueno. Pero el consumismo hace del dinero un fin en sí mismo. El consumismo se ha convertido en una filosofía y en una forma de vida dominante que abarca todas las facetas y relaciones personales. Y esto lo convierte en una auténtica actitud patológica ante la vida», lamentó Gómez Serrano.

Por el contrario, «Jesús nos dijo que no se puede servir a Dios y al dinero», pero Jesús «no fue un asceta, ni un moralista de la austeridad, ni sobre todo fue un consumista», aclaró. Por el contrario, Jesús «valoró los bienes y la abundancia, pero una abundancia compartida» por todos.

La Iglesia ha desarrollado todo esto más tarde dando cuerpo a la doctrina social de la iglesia, «que recalca el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres, así como el desarrollo integral y humano y la centralidad del trabajo, lo que da lugar a una economía ética, nada que ver con la actual cultura del descarte y la globalización de la indiferencia que denuncia el Papa Francisco», dijo Gómez Serrano.

¿Cómo actuar como creyentes ante esta disyuntiva, sobre todo ahora que se acercan las fechas navideñas y la tentación del consumo se hace más grande? Para Pedro José Gómez Serrano el punto de partida es que «no se puede confundir al dinero con Dios», lo que a la hora de concretar para esta Navidad se traduce en una propuesta práctica: «primero, sanear nuestras relaciones personales y que los regalos no tapen las cosas que haya que sanar», y segundo «vivir estos días según tres principios fundamentales: el principio de suficiencia, el de solidaridad y la sabiduría bíblica», porque a fin de cuentas «la alegría que produce la emancipación del consumismo nos abre a nuevas formas de relación con la realidad y a la adopción de una actitud decididamente contracultural».