La red Migrantes con Derechos ve el Pacto para las Migraciones como «un signo de esperanza» - Alfa y Omega

La red Migrantes con Derechos ve el Pacto para las Migraciones como «un signo de esperanza»

La red «recibe como un signo de esperanza la voluntad de la comunidad internacional de reconocer la movilidad humana como uno de los mayores retos» y «de sumar sinergias para ofrecer respuestas positivas tanto para los migrantes como para los países de origen, de tránsito y de destino»

José Calderero de Aldecoa
Foto: EFE/Jalal Morchidi

Las organizaciones que integran la red Migrantes con Derechos consideran que el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, acordado el 13 de julio en la sede de Naciones Unidas y que ha sido suscrito por 156 países este lunes 10 de diciembre en Marrakech (Marruecos), es «un signo de esperanza» para construir sociedades más acogedoras e inclusivas.

La red, formada por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, y la Comisión Episcopal de Migraciones, valora positivamente «la voluntad de comunidad internacional de reconocer la movilidad humana como uno de los mayores retos de nuestro tiempo y de sumar sinergias para ofrecer respuestas positivas tanto para los migrantes como para los países de origen, de tránsito y de destino».

Por otro lado, Migrantes con Derechos exhorta a los países que han anunciado que no apoyarán el acuerdo —Estados Unidos, Israel, Hungría, Austria, República Checa, Australia e Italia— «a reconsiderar su negativa y a sumarse al exitoso precedente que supone el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular para avanzar en el objetivo de gestionar los flujos migratorios de forma integral y a escala internacional».

«El pacto, aunque no es jurídicamente vinculante, tiene una indudable fuerza política y marca un horizonte global en la asunción de compromisos concretos. Por esa razón, la decisión de esos seis países de retirarse del mismo supone un riesgo de desestabilización de los esfuerzos internacionales dirigidos a proporcionar una acción coordinada en la protección de las vidas de los migrantes y refugiados, de sus derechos humanos y de su dignidad», ha asegurado la red en un comunicado.

Oportunidad para el desarrollo

Para la red Migrantes con Derechos, «testigos diarios del sufrimiento causado por las condiciones de explotación y de exclusión social a las que se enfrentan los migrantes», las migraciones, «lejos de ser un problema que gestionar, son una oportunidad para el desarrollo de todos los pueblos».

Desde esta perspectiva, el Pacto «apuesta por un horizonte de equilibrio entre la defensa de los derechos de estas personas y el derecho de cada país a proteger sus fronteras» e «inicia una nueva narrativa, no basada en estereotipos o prejuicios sino en hechos y datos reales».

Sin embargo, «nos habría gustado [que el pacto global tuviera una] mayor claridad con relación al compromiso de no detención de menores migrantes y aunque en el mismo se habla del propósito de los gobiernos de buscar todas las formas posibles para no detenerlos, no se excluye de manera explícita esta posibilidad».

Derecho a migrar y a no migrar

Antes de concluir, la red reivindica «el derecho a migrar y a no migrar, y a que la salvaguarda de la dignidad y la seguridad de estas personas, muchas de las cuales siguen perdiendo sus vidas en nuestras aguas, se reconozca como un derecho que todos los Estados deben proteger».

«En una Unión Europea cada vez más tentada a cerrar sus puertas y a abandonar a su suerte a todos lo que llaman a sus puertas, este Pacto Mundial puede contribuir a salvar vidas y a asentar los pilares sobre los que construir puentes hacia una acogida fraterna y una integración justa de los migrantes».

Por ello, concluyen, «reiteramos nuestra firme voluntad de seguir trabajando para que la implementación de este Pacto Global se traduzca en medidas concretas en los ámbitos locales, regionales y globales».

Presencia del Vaticano

En términos similares se expresó el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, que aseguró durante su intervención en el Pacto que «la Santa Sede se enorgullece de ser un contribuyente principal» del acuerdo.

En su discurso, el secretario de Estado pidió «trabajar juntos para crear condiciones que permitan a las comunidades e individuos vivir seguros y dignos en sus propios países». En este sentido, defendió la implementación de «respuestas adecuadas a los impulsores adversos de la migración, especialmente los conflictos violentos y la pobreza extrema».

Por otro lado, Parolin abogó por ofrecer un trato de dignidad a los migrantes «incluso si se determina más adelante que deben ser devueltos a su país de origen». De esta forma, reclamó un proceso con todas las garantías, que se les proteja contra los traficantes, que se respete sus creencias y tradiciones religiosas, que se preserve su unidad familiar y que se ponga «fin a la práctica de la detención, en particular si se tratan de menores de edad».

Por último, el purpurado recordó que la integración no significa superponer una cultura sobre otra, ni tampoco aplicar un plan de aislamiento del resto de la comunidad internacional.