«La vida cristiana no es un museo de recuerdos», dice el Papa - Alfa y Omega

«La vida cristiana no es un museo de recuerdos», dice el Papa

La Iglesia va adelante gracias a las sorpresas del Espíritu Santo. De ello ha hablado este martes el Papa en su homilía en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta

RV

Al reflexionar sobre la predicación del Evangelio a los paganos, que se lee en los Hechos de los Apóstoles, el Papa ha subrayado este martes que también hoy es necesario tener «coraje apostólico» para no transformar «la vida cristiana en un museo de recuerdos».

Inspirándose en la Primera Lectura, en la que se lee que los discípulos de Jesús comenzaron a predicar en Antioquía, no sólo a los judíos, sino también a los griegos y a los paganos, logrando que muchos creyeran y se convirtieran al Señor, el Papa subrayó que en la vida de la Iglesia es fundamental abrirse a las novedades del Espíritu Santo. En efecto, Francisco explicó que en aquella época tenían la inquietud de oír el Evangelio predicando también a los que no eran judíos. De ahí que cuando Bernabé llega a Antioquía se siente feliz al ver que estas conversaciones de los paganos eran obra de Dios.

No tener miedo del Dios de las sorpresas

Francisco recordó que en las profecías estaba escrito que el Señor habría venido a salvar a todos los pueblos, tal como lo refiere el capítulo 60 de Isaías. Y sin embargo –dijo– muchos no comprendían estas palabras:

«No entendían. No entendían que Dios es el Dios de las novedades: Yo hago todo nuevo, nos dice. Que el Espíritu Santo ha venido precisamente para esto, para renovarnos y continuamente hace este trabajo de renovarnos. Un poco da miedo, esto. En la Historia de la Iglesia podemos ver desde este momento hasta ahora cuántos miedos hacia las sorpresas del Espíritu Santo. Es el Dios de las sorpresas».

«Pero ¡hay novedades y novedades!», exclamó el Papa. Y admitió que de algunas novedades «se ve que son de Dios», mientras otras no. Y se preguntó cómo hacer para distinguirlas. En realidad –dijo– tanto de Bernabé como de Pedro se dice que son hombres llenos del Espíritu Santo. «En ambos casos –reafirmó– está el Espíritu Santo que hace ver la verdad. Porque nosotros solos no podemos. Con nuestra inteligencia no podemos».

«Podemos estudiar toda la Historia de la Salvación, podemos estudiar toda la Teología –advirtió Francisco– pero sin el Espíritu no podemos entender. Es precisamente el Espíritu quien nos hace comprender la verdad o –usando las palabras de Jesús– es el Espíritu quien nos hace conocer la voz de Jesús»: «Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen».

La Iglesia va adelante con las novedades del Espíritu Santo

«El ir adelante de la Iglesia –dijo también el Obispo de Roma – es obra del Espíritu Santo», que nos hace escuchar la voz del Señor. «¿Y cómo puedo hacer –se preguntó el Papa– para tener la certeza de que aquella voz que siento es la voz de Jesús, que lo que siento que debo hacer es obra del Espíritu Santo?». Rezar, fue su respuesta:

«Sin oración no hay lugar para el Espíritu. Pedir a Dios que nos envíe este don: Señor, danos el Espíritu Santo para que podamos discernir en cada tiempo lo que debemos hacer, que no es siempre lo mismo. El mensaje es el mismo: la Iglesia va adelante, la Iglesia va adelante con estas sorpresas, con estas novedades del Espíritu Santo. Es necesario discernirlas, y para discernirlas es necesario rezar, pedir esta gracia. Bernabé estaba lleno del Espíritu Santo y lo entendió inmediatamente; Pedro vio y dijo: Pero ¿quién soy yo para negar aquí el Bautismo?. Es Él quien hace que no nos equivoquemos. Pero, Padre, ¿para qué meterse en tantos problemas? Hagamos las cosas como las hemos hecho siempre, que estamos más seguros…».

Que la vida cristiana no sea un museo de recuerdos

Pero hacer como se ha hecho siempre es una alternativa «de muerte», advirtió el Pontífice, que exhortó a correr el riesgo, con la oración y con humildad, de aceptar lo que el Espíritu nos pide, es decir «cambiar», porque «éste es el camino».

«El Señor nos ha dicho que si comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, tendremos vida. Ahora continuamos esta celebración, con esta palabra: Señor, Tú que estás aquí con nosotros en la Eucaristía, Tú que estarás dentro de nosotros, danos la gracia del Espíritu Santo. Danos la gracia de no tener miedo cuando el Espíritu, con seguridad, me dice que dé un paso hacia adelante. Y en esta Misa, pidamos este coraje, este coraje apostólico de ser portadores de vida y no hacer de nuestra vida cristiana un museo de recuerdos».

María Fernanda Bernasconi / RV