Voluntario español en la JMJ: «Panamá puede aprender de la universalidad del catolicismo» - Alfa y Omega

Voluntario español en la JMJ: «Panamá puede aprender de la universalidad del catolicismo»

Frente al debate de la inmigración –«uno de los temas más candentes en este momento», según Juan Martínez, en el país centroamericano–, «la JMJ es una buena oportunidad para que el país se empape de la universalidad del catolicismo» y para que «los panameños vean encarnado el espíritu de comunión y abran su corazón»

José Calderero de Aldecoa
Foto: Juan Martínez Rodríguez

El sueño de cualquier joven. Con 25 años, a Juan Martínez le ofrecieron trabajo en Houston (EE. UU.) para trabajar como Ingeniero. Llevaba un año y medio en la ciudad desarrollando un proyecto que ahora se acababa, y anteriormente había vivido otro año más en Chicago donde había completado un máster en ingeniería. Pero Juan decidió rechazar la oferta y volver a España. El motivo, la vocación. Antes de la llamada de su futura empresa, Juan Martínez había recibido otra Llamada, con mayúsculas, la de Dios. De esta forma, próximamente, entrará en los dominicos para hacer un año de pre-noviciado.

Hasta entonces, la agenda del futuro aspirante a dominico estaba en blanco y no encontró mejor forma de llenarla que apuntarse de voluntario a la JMJ de Panamá 2019. Así lo hizo y hoy es uno de los poco más de 10 únicos voluntarios españoles que participa en la organización del evento. «Cuando se celebró la JMJ de Madrid, estaba empezando la carrera. No tenía pensado ir, pero me acerqué un día y me quedé impactado. “¿Cómo es posible que me haya perdido esto?”», explica Martínez, desde Panamá, a Alfa y Omega. Desde entonces, Juan buscó la oportunidad de repetir, y no se ha podido dar hasta ahora, cuando se celebra el encuentro en el país centroamericano.

Inmigración y acogida

El voluntario madrileño voló al país americano hace ya una semana. Llegó el domingo 13 de enero, un día antes de que estuviera convocado por la organización del evento. Así, Martínez «no tenía dónde pasar aquella primera noche» y «me acogió un panameño, del grupo de voluntarios, en su propia casa».

Más allá de la anécdota, el suceso es un buen ejemplo de los retos a los que se enfrenta Panamá en la actualidad. «Tienen elecciones dentro de poco y el tema de la inmigración es uno de los debates más candentes en este momento debido a la llegada de gran número de colombianos y venezolanos», explica el voluntario. «Las posiciones chocan en lo que se refiere a la acogida». Por ello, la llegada del Papa y de 250.000 jóvenes –principalmente de países latinoamericanos– «va a servir para que los panameños vean encarnado el espíritu de comunión y les puede ayudar a abrir su corazón». Por otro lado, «la JMJ también es una buena oportunidad para que el país se empape de la universalidad del catolicismo».

Foto: Juan Martínez Rodríguez

Preparación espiritual y material

Cuando empiece el evento, este mismo martes, Martínez se dedicará, durante 8 horas al día, a «resolver dudas y atender a los peregrinos. Me han asignado a uno de los 90 puntos de información que están repartidos por toda la ciudad».

Previamente, antes de salir cada mañana, «hacemos una pequeña reunión con el equipo, se lee una frase del Evangelio y se reflexiona sobre ella tratando de buscar a Jesús en el corazón de cada uno. Posteriormente, salimos juntos a servir, que eso es a lo que hemos venido a hacer los voluntarios».

Por otro lado, además de la preparación espiritual, los voluntarios también han recibido formación específica para el trabajo concreto que van a desarrollar. «Cada día hemos tenido un curso de formación de 4 horas. Por ejemplo, esta mañana nos han hablado de la Encíclica Laudato Si’ y sobre la importancia de estar concienciados en el tratamiento de los residuos», asegura.

Predicar lo vivido

Una vez acabado el encuentro, Juan Martínez volverá a España para realizar el pre-noviciado con los dominicos. Pero antes, haciendo gala del carisma de la orden, el joven se muestra ansioso por contar «todo lo que estoy viviendo aquí. Me siento tan afortunado con mi fe y mi alegría que siento que tengo que salir hacia fuera y compartirlo».